"¿Debe renunciar Quirino? ¿Así se solucionaría todo?"

En la coyuntura previa a la designación de candidato a Gobernador por el Partido Revolucionario Institucional a finales de 2015, David López Gutiérrez, ex vocero del Presidente Enrique Peña Nieto, declinó a la posible postulación.

"Para qué, dijo, sería como administrar un Sinaloa con bastante violencia, corrupción y problemas; luego, si es que acabo vivo, me la estarán mentando todos por no poder con eso".

Fue en ese contexto que el grupo político conocido como "El chilorio power" decidió empujar a Heriberto Galindo Quiñones en el último intento del guamuchilense por hacer realidad su viejo sueño. Lo demás ya se sabe: la campaña heribertista no prendió y sí creció la de Gerardo Vargas Landeros, orillando al PRI a la tercera opción con Quirino Ordaz Coppel.

Eso ya es historia y el Gobierno de Ordaz Coppel es presente. Sin embargo, la decisión que tomó David López guiado por el instinto político lleva a la interrogante de si el actual Gobernador olfateó o no los enormes retos que le esperaban y el desgaste en todos los sentidos al cual lo someterían circunstancias al parecer irresolubles.

La siguiente pregunta es si aun sabiendo a lo que se enfrentaba y exponía aceptó la nominación priista que lo pondría en el cargo. ¿Valoró que recibiría un estado donde el narcotráfico está acostumbrado a mandar y con la corrupción malovista decantando todas las estructuras del poder casi a punto de derrumbar la gobernabilidad?

En estos momentos de gran tensión social derivada sobre todo de homicidios de alto impacto, que exhiben a Sinaloa en el miedo y sin estrategia de seguridad pública que dé resultados contra la delincuencia que cada vez mata más y apunta más alto, emergen voces que piden la renuncia del Gobernador.

Inclusive hacer dimitir a Quirino Ordaz podría ser el objetivo madre de los grupos criminales incómodos porque el mandatario no ha pactado con ellos, al menos no hay evidencias en ese sentido, el retiro del Ejército de las calles o de los operativos y labores de inteligencia de la Marina.

Nos encontramos en el punto más álgido de una guerra que cuesta demasiadas vidas y aporta, en contraparte, nula sensación de seguridad pública. La desesperación y el sentimiento natural de orfandad de instituciones y liderazgos nos arrinconan en la indignación e inclusive en la última opción del "si no puede, váyase".

Una parte beneficiada y otra lastimada por el caos no alcanzan a proponer más que mayor anarquía. De ser la solución la renuncia del Gobernador, habrían tenido que dimitir al cargo antes al menos tres Gobernadores que reinaron en medio de la sangre de víctimas inocentes y la podredumbre de la cosa pública.

Si en estos momentos se arregla todo con la renuncia del Gobernador, pues que se vaya. Pero alguien diga, con honestidad, quién en su lugar vendrá a poner orden. Que levante la mano el político de carne y hueso que sea capaz de restablecer, sin alianzas con el hampa, el estado de derecho.

Lancen, pues, la primera piedra. Ahorita que tal vez sea el mismo Quirino Ordaz Coppel quien esté pensando en aventar el cargo.

Re-verso

Creemos que en ocasiones,

La única puerta abierta,

Es aquella más incierta,

De al diablo las instituciones.

Maldita espera

Otra semana más sin Javier Valdez desde aquel lunes 15 de mayo que los sicarios del narco creyeron que matándolo a él acababan con el periodismo insumiso. Lo que es peor, 35 días sin justicia. ¿Qué debemos hacer para que el Gobierno lave esta afrenta?

alexsicairos@hotmail.com