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    Stonewall, 50 años de lucha por la igualdad

    Aunque 50 años parecen no ser mucho tiempo considerando la amplia historia de la humanidad, sí resultan ser años muy significativos, cuando se entiende que en estos se dio una lucha que busca cambiar la mentalidad de una sociedad que segrega y discrimina

    Dr. José Carlos Vázquez Parra

    Fue el 28 de junio de 1969, cuando los disturbios detonados por el abuso policiaco en un pequeño bar neoyorquino de Greenwich Village encendieron la llama que iluminaría la lucha por la igualdad de una comunidad, que hasta hoy en día, sigue levantando la voz por los derechos de todas y todos quienes la conforman. Sería Stonewall el punto de quiebre ante la violencia, la discriminación y la injusticia que por años la sociedad y los gobiernos habían tenido hacia la comunidad homosexual.
    Aunque Stonewall no es la primera manifestación de lucha por los derechos LGBT (siglas que hacen referencia a los grupos de Lesbianas, Gays, Bisexuales y comunidad Trans), permitió que los miembros de dicha comunidad se cohesionaran, viendo que la causa era común, y que conseguir la igualdad y el respeto de sus derechos humanos era un tema que traspasaba e iba más allá de sus diferencias. Así, lo que comenzó como una serie de disturbios, rápidamente se transformó en una muestra de activismo en pro de los derechos de todas y todos, de tal forma que bastó un año para que, de ser una lucha desorganizada, se configurara un movimiento que aún hoy en día se manifiesta en las llamadas "marchas del orgullo gay" que se dan en todo el mundo.
    Aunque 50 años parecen no ser mucho tiempo considerando la amplia historia de la humanidad, sí resultan ser años muy significativos, cuando se entiende que en estos se dio una lucha que busca cambiar la mentalidad de una sociedad que segrega y discrimina.

    Una historia de diversidad

    La historia de la comunidad LGBT+ se encuentra enmarcada por una innegable negación y señalamiento por parte de todo aquel que ve en las diferencias un problema. Aunque se quisiera hablar desde un enfoque más positivo, la realidad de esta comunidad debe plantearse desde la lucha que se ha tenido que llevar a cabo para defender su derecho a ser tratados con igualdad.
    Históricamente hablando, se puede señalar la presencia de registros que enunciaban comportamientos homosexuales tan antiguos como las culturas griegas, romanas e incluso en la India. Sin embargo, fue hasta el siglo XIX en que verdaderamente se puede entablar un posible desarrollo de una comunidad LGBT+.
    Con el desarrollo de la psicología y el estudio del comportamiento, mayor fue la atención que se le dio a la presencia de la homosexualidad entre la población, considerándose, por autores como Freud, una condición natural humana, misma que no tendría por qué limitar el desarrollo de los individuos. Sin embargo, así como este paso podría haber sido el inicio de un camino por la inclusión, dejó de manifiesto que en el mundo seguía habiendo un claro rechazo hacia la homosexualidad, lo que se demuestra si recordamos las múltiples normatividades contra la sodomía y que criminalizaban la homosexualidad en diversos países europeos, así como la posterior persecución por parte de los nazis durante la primera mitad del Siglo 20.
    Aunque terminada la Segunda Guerra Mundial se pensaría que las condiciones deberían haber mejorado para todos los grupos que había sido perseguidos, esto no fue algo que benefició a la comunidad LGBT+, ya que en la década de los 50, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) declararía la homosexualidad como un trastorno sociopático de la personalidad, estereotipando gravemente la homosexualidad.
    Aun así, diferentes fueron las reacciones que se suscitaron buscando defender sus derechos. En 1950 se funda la organización "Sociedad Mattachine" como el primer grupo organizado para defender los derechos homosexuales, al cual le siguió las "Hijas de Bilitis", organización fundada en San Francisco que veía por los derechos lésbicos. Poco a poco, la voz de la comunidad LGBT+ fue siendo más fuerte, consiguiendo que Reino Unido derogara sus leyes contra la sodomía en 1967 e impulsando la lucha internacional por lograr un trato igual para todos aquellos que no se apegaban a la heteronormatividad establecida.
    Sin lugar a dudas, uno de los momentos que más marcaron la historia de este grupo fue el 28 de junio de 1969, cuando los clientes del bar Stonewall Inn en Greenwich Village, Nueva York, se revelaron en contra de la policía por el acoso que como comunidad sufrían por parte de esta autoridad. Las protestas duraron días, y sentaron el precedente de la necesidad de manifestarse por la defensa de sus derechos. Un año posterior a estos acontecimientos, miles de personas de la comunidad LGBT+ marcharon por la ciudad de Nueva York conmemorando los disturbios y estableciendo que, sin importar su orientación sexual, contaban con los mismos derechos.
    Esta manifestación llevó a que en 1973 la homosexualidad fuera removida del listado de enfermedades mentales de APA, así como que, en 1977, se diera el primer nombramiento para un cargo de elección popular de una persona abiertamente homosexual, el activista Harvey Milk.
    Lamentablemente, aunque el panorama parecía alentador, también hubo retrocesos. La gran crisis de salud que generó el VIH durante la década de los 80 detonó un conjunto de miedos irracionales hacia la comunidad LGBT+, mismo que venía acompañado de discursos moralistas y religiosos de rechazo, que respaldaban la discriminación de diversos grupos políticos. Sin lugar a dudas, la década de los 80 fue un periodo sumamente oscuro para la lucha de los derechos homosexuales, mismo que se enmarcó por políticas de exclusión laboral, tanto en la esfera pública como en la privada.
    Tuvo que pasar una década para que la comunidad LGBT+ pudiera organizarse nuevamente para continuar con su búsqueda de igualdad, la cual ahora incluía el derecho a tener un acceso a servicios de salud adecuados. En 1992, la discusión en contra de la discriminación volvió a la mesa de debate, cuando la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar a la homosexualidad como enfermedad, lo que vino acompañado de la prohibición mundial a la discriminación por motivos de género dentro del derecho internacional en el estatuto de Roma de 1998.

    De la lucha en las calles al reconocimiento de derechos

    Se puede decir que desde 1970 el activismo y la lucha de la comunidad LGBT+ no ha cedido, sin embargo, ha dependido del contexto, la manera en que ha manifestado sus necesidades más apremiantes. En un inicio, la lucha se enfocaba primordialmente a temas como la igualdad, la no discriminación directa e incluso el respeto a derechos básicos como el trabajo, la propiedad y la salud. Sin embargo, entrados en la década de los 90 e inicios del Siglo 21 la lucha se enfocó en buscar una igualdad sustantiva en aquellas prerrogativas que no eran respetadas por las naciones, como era el caso del matrimonio, la adopción, la inclusión laboral y el respeto a grupos de la misma comunidad que habían sido invisibilizados y excluidos durante años, como la comunidad transgénero y transexual.
    Tuvieron que pasar 37 años desde los disturbios en Stonewall para que en el 2006 la comunidad internacional se reuniera a discutir las pautas para la aplicación de los derechos humanos en relación a la orientación sexual y la identidad de género, siendo la ciudad de Yogyakarta el espacio en donde se daría este intercambio de opiniones y se generarían los 29 principios que hasta el día de hoy regulan el actuar internacional hacia la comunidad LGBT+.
    Dentro de estos principios, se mencionó por primera vez un concepto de orientación sexual que buscaba englobar el espíritu de toda la norma y la lucha que por décadas se había emprendido. Este concepto incluía la posibilidad de que cada persona puede experimentar una atracción emocional, afectiva y sexual hacia un género diferente o del mismo género o de más de un género, así como el derecho a intimar y tener relaciones sexuales. A este concepto se agregaba el principio 18 de la misma declaración, en el cual se contemplaba el que la orientación sexual, ni la identidad de género podían ser motivo para tratar a alguien de manera distinta.
    Siguiendo estos pasos, en el 2011, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó la primera resolución en donde reconocía los derechos LGBT+, llamando a todos sus miembros a garantizar leyes para la protección de los derechos de esta comunidad.

    A 50 años de Stonewall

    Después de analizar y reflexionar esta amplia trayectoria de lucha y activismo, no cabe duda que llegar a 50 años es un gran logro. Sin embargo, es lamentable que la conmemoración siga viéndose ensombrecida por una realidad que sigue siendo clara e igualitaria para todas las personas de la comunidad LGBT. A pesar de décadas de lucha, aún hay más de 70 países que continúan teniendo leyes que criminalizan la homosexualidad, con penas que van desde la prisión hasta la muerte, siendo muestra de que los logros conseguidos aún son pequeños frente al gran desafío que significa una verdadera igualdad de derechos y oportunidades entre todos.
    Stonewall tal vez no fue el primer espacio en que se emprendió la lucha por los derechos homosexuales, pero sí fue el llamado a estar unidos y a constituirse como una comunidad, misma que hoy no solo engloba los derechos de los hombres y las mujeres homosexuales, sino también de un gran número de bisexuales, transgéneros, transexuales, travestis, intersexuales, entre otras múltiples variables.
    Si algo ha dejado en claro la lucha que nació algún día en este bar neoyorquino es que la diversidad de la comunidad LGBT+ es tan amplia, como lo son los colores de la misma bandera arcoíris que la representa.

    El autor es Profesor Investigador del Tecnológico de Monterrey en el Campus Guadalajara



    Responsable: Ernesto Diez Martínez Guzmán
    Comentarios: diez.martinez@itesm.mx 
    "Las opiniones expresadas en esta página son responsabilidad de sus autores. No necesariamente representan el punto de vista del Tecnológico de Monterrey".  

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