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"Editorial"

"Desigualdad"

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12/12/2018

    Editorial

    Un hogar del sector más rico del País recibe hasta 21 veces los ingresos que se registra en un hogar del segmento más pobre de México. Un hogar asentado en alguna de las zonas urbanas del País sobrevive, en promedio, con el doble de los recursos que recibe un hogar en la zona rural. De ese nivel es la desigualdad que prevalece en el País.
     
    Por eso, el tema de los ingresos ocasiona, al mismo tiempo, interés e indignación, sobre todo cuando se trata de quienes viven del servicio público.
     
    En la administración pública federal ha prevalecido, durante muchos años, la idea de que llegar a él es el escalón necesario para obtener ingresos abundantes y resolver cualquier asunto de la vida. La función pública ha sido, para muchos, la fuente de la riqueza y la solución para muchos.
     
    Y en el mismo servicio público hay diferencias. Los hay quienes acceden a algún puesto por méritos y talentos propios, que aunque no signifique un ingreso muy alto al menos sí garantiza una estabilidad laboral; y los hay quienes, aún sin méritos y ni talentos, solo por la habilidad política de estar en el momento y lugar adecuados, les permite llegar a cargos de mandos altos con su consabida remuneración económica.
     
    Esas diferencias son las que terminan generando indignación y dan origen a las discusiones, como las que hoy se tienen en México sobre la diferencia de sueldos entre funcionarios del Poder Judicial y el resto de la burocracia.
     
    ¿Que el servicio público de México requiere del mejor personal posible? Ese es el ideal. ¿Que hay que garantizarles los sueldos más altos para que se mantengan honrados e incorruptibles? Eso es lo debatible.
     
    En un País con una marcada y abismal desigualdad, no solo económica, sino educativa, social y sobre todo, de acceso a la justicia, se necesitan servidores públicos dispuestos a servir y contribuir a disminuir esa enorme brecha que no ha visto momentos en que tienda a encogerse.
     
    Qué bueno que en estos momentos, el tema de los salarios y compensaciones de los servidores públicos se pongan en la agenda de la discusión pública. Discutirlo debe dar la oportunidad al País de empezar a cambiar su realidad actual. Que así sea.

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