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"Opinión"

"El control social del notario"

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ANTE NOTARIO

    Los funcionarios públicos, en las democracias funcionales, rinden cuentas de su ejercicio. La rendición es connatural a la función. La sociedad conserva un interés (colectivo) en que así suceda. El control social de las funciones públicas, en general, y del notariado en particular, se traduce en beneficios colectivos; esto es, en el mejoramiento del servicio público implícito en la función pública.
     
    Los notarios públicos mexicanos no son servidores públicos al reunirse dos condiciones: no están en la nómina; es decir, no reciben un sueldo y gozan de independencia en el ejercicio de la función. Ambos elementos se traducen en una tutela dual: por un lado, cuida que los fedatarios, a partir de la rogación, no tengan límites (compromisos políticos o económicos) y garantiza la disponibilidad permanente del servicio para dejar constancia fehaciente de los hechos y actos jurídicos, logrando así la paz social (la realización del Derecho, en suma).
     
    ¿Cómo controla la sociedad la función notarial? A través de la transparencia y de la actuación de un conjunto de autoridades con las que el notario se relacionada cotidianamente. El escrutinio público y dinámico de los funcionarios públicos, otra vez en general, arroja beneficios tangibles en la moderna administración pública.
     
    Si bien los notarios gozan de independencia de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como de los órganos constitucionales autónomos, como la Comisión Federal de Competencia, ello no los convierte en espacios vedados para la indagación respecto del cumplimiento de un servicio público regulado por el Estado.
     
    ¿Qué tanto se puede saber de un notario o de su ejercicio profesional? El imperativo democrático de la transparencia invita a concluir que el espacio reservado debe ser mínimo (lo íntimo de la persona). A mayor difusión, mayor control ciudadano. Así se promueve, desde la transparencia, que el ejercicio de la función notarial se conduzca adecuadamente. La relevancia pública y social de la función notarial lo exigen.
     
    Con buena información, la comunidad eleva su nivel de atención y perspicacia, y si comprende el valor de la seguridad jurídica, dejará de acudir a algunas notarías y preferirá otras. Las no favorecidas deberán corregir el rumbo. Hoy, curiosamente, dada la opacidad, el mercado funciona con profundas fallas: reinan prácticas como la imposición de notarios por parte de grupos económicos poderosos en operaciones celebradas con consumidores finales o el tráfico de influencias alimentado por la corrupción o se deja de prestar el servicio cuando la contraprestación no satisface la avaricia o puede afectar compadrazgos.
     
    En virtud de la transparencia se producirán efectos positivos sobre la institución notarial. Se trata de un efecto benéfico que no es palpable en el corto plazo: la demanda de servicios notariales (por parte de los ciudadanos) se dirigirá hacia aquellas notarías que presten un servicio más adecuado (más competitivo), rompiéndose con ello vicios que ralentizan su funcionamiento apropiado. La sociedad cuida a la sociedad.
     
    Notario 210
     

    @FGarciaSais

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