Arturo Santamaría Gómez
santamar24@hotmail.com
Si los juicios mayoritarios y las encuestas sobre la gestión de AMLO dependieran de las opiniones de la inmensa mayoría de los columnistas, comunicadores y analistas en los diarios, programas de radio, televisión y redes sociales que predominan en el País, ya sea en la capital nacional o en las principales ciudades, uno esperaría que la popularidad o aceptación del Presidente estuviera en la lona, prácticamente con cero de calificación. Yo, en lo particular, no le pondrá cero pero si, por lo menos hasta el momento, lo reprobaría.
Pero, resulta que no; que las encuestas, incluyendo la de Mitofsky que suele darle los números más bajos, nuevamente encontraron en la evaluación de abril que López Obrador se recupera y supera, en promedio, el 60 por ciento de opinión favorable, llegando incluso, en algunas, al 68 por ciento, aunque el 55 por ciento lo repruebe en su estrategia económica.
Quizá lo que explique su recuperación en relación a los tres meses anteriores sea el manejo de la crisis sanitaria, en la que López Gatell parece haber jugado un papel muy importante con su capacidad comunicativa y carisma.
Para la gran mayoría de los comentaristas y analistas más conocidos de los medios nacionales, como Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Pepe Cárdenas, Carlos Loret de Mola, Jorge Castañeda, Raymundo Riva Palacio, Enrique Krauze, Denisse Dresser, María Amparo Casar, Héctor Aguilar Camín y una larguísima lista más, tanto López Obrador como López Gatell además de incompetentes, mentirosos y autoritarios, están llevando a México al abismo; pero, a pesar de una opinión mediática tan adversa, tanto el Presidente como el Subsecretario de Salubridad reciben en las encuestas una opinión muy favorable.
Es decir, la disputa por la Nación en la arena pública la sigue ganando la 4T, cuando se supondría, debido al acaparamiento de los medios, al menos de los tradicionales, por parte de periodistas e intelectuales críticos del Gobierno federal, que fuera lo contrario. Pareciera, entonces, que López Obrador, en la mañanera, y López Gatell, en sus conferencias informativas, a juzgar por las mediciones, son mucho mejores comunicadores para las mayorías ciudadanas que sus críticos tanto de los medios como de la oposición política y la empresarial.
La narrativa de AMLO, que se expresa fundamentalmente en las mañaneras, ahora reforzado por la imagen y elocuencia del foctor López Gatell, con todo y sus evidentes contradicciones, diatribas, descalificaciones, regaños e incluso mentiras (más de 21 mil según una institución periodística que sigue a día el discurso del Presidente), se ha recuperado en plena crisis sanitaria, y resulta mucho más convincente para las grandes mayorías que lo que opinan de ellos las voces que dominan en casi todos los medios del País, incluyendo, probablemente, los de los estados y municipios, si es que nos guiamos por los que escuchamos, vemos y leemos extensivamente en Sinaloa.
Evidentemente, AMLO no se sostiene tan solo por su discurso y carisma sino también por sus programas sociales y una ideología que es aceptada incondicionalmente por millones de sus seguidores, pero aun así esta explicación es insuficiente para tratar de entender una aceptación tan alta en medio de una de las crisis más graves de la historia de México.
Sus críticos intelectuales más conspicuos, como Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda, Denisse Dresser, María Ampero Casar, Luis Rubio, Silva Herzog Márquez, entre otros, sobre todo el primero, están preocupados, incluso desalentados, porque no encuentran un discurso crítico que llegue a las grandes mayorías.
En una mesa redonda reciente, que organizó Carlos Loret de Mola, Krauze expresaba precisamente esa preocupación: ¿Cómo articular un discurso que aglutine a toda la Oposición que atraiga al suficiente número de votantes para derrotar a la 4T en 2021 y posteriormente en 2024?
Krauze, el intelectual liberal mexicano más reconocido dentro y fuera de nuestro territorio, implícitamente reconocía la incapacidad de él y otros intelectuales y periodistas afines a él para construir una narrativa y liderazgos sociales y políticos suficientemente atractivos para atraer a las masas que apoyan a AMLO (y que ahora, en esta coyuntura, también simpatizan con López Gatell) e invitaba a quienes quieran escucharlo a empezar a hacerlo.
Menuda tarea se han impuesto Krauze y otros intelectuales, y periódicos como Reforma, que han optado por el franco compromiso ideológico y la militancia política opositora, ante un líder que detestan y frente a un pueblo plebeyo que no pueden descifrar, y que no los lee, ni los ve ni los oye, a diferencia de AMLO que sí los lee, sí los ve, pero tampoco los escucha.
Posdata
Sonora y Nuevo León son entidades donde se consume más cerveza que en Sinaloa, pero la raza es más desmadrosa en nuestro estado. Así que prohibirle la bebida espirituosa durante varias semanas y de repente, sin orden y prevención, abrirle la llave siempre provocará un caos. Eso es lo que vimos esta semana en medio de la pandemia. Esperemos que los efectos no sean graves.
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