"El Distrito Paseo Mundial"

 

El proyecto Distrito Paseo Mundial, de acuerdo con sus promotores, busca la interconexión entre el equipamiento educativo, recreativo y cultural a través de andadores, ciclovías y diseño urbano en una de las zonas centrales en la ciudad de Culiacán, donde se encuentran Ciudad Universitaria, el Jardín Botánico, el Parque Las Riberas y el Centro de Ciencias, entre otros lugares emblemáticos. No obstante, algunos de los vecinos en este sector no están de acuerdo con estos cambios.

 

Laura, por ejemplo, no ve con buenos ojos el proyecto, y argumenta que lo hace por solidaridad con los vecinos que viven justo por donde va a pasar la ciclovía. Ella tiene más de cuatro décadas viviendo en el Fovissste Abelardo de la Torre, mejor conocido como “Fovissste Chapultepec”. 

 

Laura y sus vecinos fueron los primeros habitantes del fraccionamiento; un grupo de familias jóvenes con niños pequeños, casi todos trabajadores del Estado, a quienes entregaron las casas junto a lo que entonces era un basurero y sin algunos de los servicios básicos. Desde entonces se crearon lazos de amistad entre las familias. En el caso de Laura, por ejemplo, que salía a impartir clases a una primaria en una pequeña comunidad en la sierra de Badiraguato, una de las vecinas cuidaba de sus hijos más pequeños, e incluso alimentaba con su propia leche materna a la menor. 

 

Los vecinos del Fovissste lograron construir en ese espacio lo que muchos políticos hablan en sus discursos pero no entienden muy bien: tejido social, cohesión social, solidaridad y sentido de pertenencia. 

 

Estimado lector, a mí me parece que el Distrito es un buen proyecto, en cuanto a que favorece a la ciudad interior, puede potenciar a los equipamientos que integra, y podría valorizar una zona que incluye algunas colonias como el Fovissste y Tierra Blanca. Estas colonias quedaron en una buena ubicación con el desarrollo de la ciudad, pero no se habían beneficiado de éste. 

 

Lejos de lo que se comenta de manera poco informada, la valorización no provocaría un desplazamiento masivo de los residentes puesto que la mayoría son propietarios con gran arraigo, y la inversión privada difícilmente llegará a ese nivel. Los vecinos están conscientes de que se incrementaría el valor de sus propiedades en su propio beneficio económico, no obstante, como argumenta Laura “todo lo que quieren es paz”. Requieren un proyecto donde también se vean incluidos.

 

Aunque parece un buen proyecto, el Distrito ha fallado en el diseño como acción pública porque no se consideró en primera instancia que el espacio no se construye “desde arriba”, sino desde las personas. Estos sitios donde pretenden implementar la obra física no son lugares vacíos, por el contrario, son ricos en lazos comunitarios. Esto último es muy difícil de construir, a diferencia de las banquetas y las ciclovías.

 

El gran error del proyecto es que se está tirando por la borda lo más importante en el espacio: los habitantes y los usuarios. No se contemplan, o al menos los vecinos no conocen, proyectos para que los residentes se involucren en la nueva imagen que se le quiere dar a sus entornos. Pareciera que se les considera como meros espectadores.

 

Pero un segundo error está en lo que parece una falta de flexibilidad. Según Ronald Coase, si se estableciera una negociación entre dos posiciones iniciales opuestas, se llegaría a esquemas intermedios en los que se minimizan los costos de conjunto de ambas partes, es decir, se logra la mejor solución en común. Se trata de encontrar un esquema donde se consideren las dos escalas: lo que es bueno para la ciudad (yo considero que el Distrito puede ser así) y lo que esperan los vecinos.

 

Sería oportuno que quienes impulsan la iniciativa busquen ayuda especializada en proyectos comunitarios y comiencen a trabajar en conjunto con los vecinos en nuevas ideas para el sector. En mi opinión es la mejor solución.