"El Ego justifica los medios"

Cada vez con mayor frecuencia somos testigos del uso de las redes sociales como un medio constructor de emociones tóxicas que cimbran el temple y el carácter de cualquier persona, con mayor impacto y de forma no deseada, cuando el desarrollo de la inteligencia emocional de quien recibe la agresión está en proceso.

Conscientes de esta realidad y como respuesta a esta penosa situación, en conjunto Universidad Tecmilenio y Editorial Noroeste han iniciado un proceso de reflexión de la importancia de lo que sentimos ante lo que no podemos controlar. Juntos hemos encontrado muchos cómo sí y cómo no de las relaciones interpersonales; pero más aún de la relación con nosotros mismos ante la aceptación de que intentar modificar el comportamiento de los usuarios de las redes es una tarea retadora y con un proceso de transformación lento. 

La lentitud de proceso se deriva de la aceptación de que estas demostraciones de impacto afectivo-negativo son fruto de una educación que modificó la escala de valores como un proceso de no adaptación a la evolución misma del ser humano, así como el entendimiento de que la genética, las hormonas, la ausencia de neuronas espejo, por mencionar algunos, sumándole la exposición sin límites de un exceso de información cierta y falsa en las redes de los roles de comportamiento esperados, como el perfil de la gente exitosa, convierten nuestro tema en un problema multidisciplinario a resolver.

Lo que es un hecho es que las evidencias y afirmaciones actuales nos regalan una sociedad que en su mayoría confundimos un profundo enaltecimiento al Ego parar priorizar una tendencia hedonista como el camino más rápido para la ansiada felicidad. Como consecuencia, pareciera que todo lo que hacemos es permitido y valida, es como si tomara vida la frase maquiavélica de que “el fin justifica los medios”.

Y bajo esa tóxica interpretación de una de las frases más manipuladoras se escudan los que usando la deseada “libertad de expresión” sacan todos sus miedos y frustraciones disfrazadas en agudas e inteligentes críticas que, al menos de forma momentánea, nos roban paz, entusiasmo y tranquilidad.

¿Por qué impactan tanto este tipo de comentarios en las redes? Es muy sencillo, hoy más que nunca las relaciones son un constructor de satisfacción, sentir que somos populares es porque tenemos muchos amigos, conocidos y contactos que nos permiten asumir que poseemos una alta imagen social. Ese sentimiento nos genera sentido de pertenencia, fuertes dosis de autoestima, disminuyendo las fuentes de estrés ante el hecho de sentirse solo en un mundo altamente conectado.

Para explicar los comportamientos no deseados utilizo como referencia a Bernardo Stamateas, autor del famoso best seller Gente Tóxica, quien explica que: “Todos, absolutamente todos, tenemos rasgos de personalidad no deseados, no se podría imaginar la vida sin estar expuestos a cometer a errores o presentar una actitud negativa como reacción a una situación que enfrentamos: Aceptar la imperfección del ser humano es una gran oportunidad para construir desde ahí, el camino al bienestar con un resultado muy saludable. Entonces el reto estará en aprender a reconocer cuáles son los comportamientos no deseados y, al ponerle nombre a las emociones que estamos viviendo, inicia nuestro proceso de crecimiento personal. Ese es el justo momento donde dejamos de responsabilizar al mundo de los que nos sucede, para aceptar qué dice de nosotros cada experiencia que vamos viviendo, descubriendo el poder del para qué de cada experiencia o situación”. El reto es dejar de ser ‘adictos emocionales con baja empatía’ para evitar el impulso de hacer daño a los demás para poder sentirnos bien.

Desde aquí afirmamos que esas inquietantes y a veces insultantes personas utilizan dos emociones super poderosas para tratar de dañar, usando el miedo y la culpa como un medio de manipulación a los demás, apoderándose de la intimidación para convertirla en su mejor arma y su mejor escudo, para mitigar sus propios miedos y culpas.

El miedo se ha convertido en la emoción más estudiada por los investigadores del comportamiento humano y dentro de los hallazgos interesantes podemos mencionar:

Debemos reducir el impacto de una sociedad que se fundamenta en el yo te doy y qué recibo a cambio, esta forma de dar es la que más funciona actualmente en la casa y en el trabajo, en un proceso de acelerar los resultados inmediatos, saturándonos de incentivos extrínsecos, olvidándonos de estimular la motivación intrínseca de cada ser humano. Es urgente formar a través de los beneficios de dar, sin esperar ninguna contrapartida a cambio, sólo por el “placer de dar”. ¿Te imaginas si dejamos de comprar amores, de buscar satisfactores a cualquier precio, y de hacer de la acumulación un estilo de vida? 

Stamateas cree que “tenemos que construir una cultura más amorosa, que construya más vínculos sanos y huya del toma y dame”.

Es un reto gigante, y por favor, no confundamos con mandar a nuestros hijos al catecismo o la Iglesia, mientras nosotros actuamos en forma inversa a los principios y valores universales. ¿De qué sirve repetirles sermones del valor de la honestidad a nuestros hijos si nos observan todo el día diciendo mentiras piadosas? Es donde nos damos cuenta de que el fin no necesariamente justifica los medios. Para construir una cultura no basta llenarnos de buenas intenciones, es trabajar utilizando los recursos científicos de lo que sí funciona, y funciona bien.

El tema y el tamaño de reto es muy grande, obliga a continuar la próxima semana, mientras nosotros seguimos trabajando en nuestra comunidad de aprendizaje en la fanpage Oscar García Coach.