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"Opinión"

"El escándalo del PRI que le salió mal"

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06/03/2018

    Fernando A. Orrantia

    Por supuesto, me refiero a la información publicada ampliamente por el PRI relativa a un supuesto fraude fiscal cometido por el candidato del PAN a la Presidencia del país. Quien haya dirigido la estrategia de difusión de los hechos a que se refiere el supuesto fraude, debe ser reemplazado por alguien con malicia y “colmillo” maloso. Lo publicado es débil, aún si todo es verdad. Como se ha dicho por algunos panistas, alegres de la oportunidad de ridiculizar al PRI, el dinero producto de la venta realizada por Anaya es asunto de los compradores, no del vendedor, quien tiene la responsabilidad, como dijeron después los voceros del PRI, de responder por el dinero producto de la venta, son los compradores, no el vendedor. Lo que es responsabilidad del vendedor fue ignorado al principio del escándalo y es demostrar que en su oportunidad tuvo el capital suficiente para edificar lo que construyó en el predio que después vendió. La prisa en usar el posible escándalo provocó el error.
     
    Ahora la víctima es Anaya y ha tenido tiempo para preparar una explicación aceptable para justificar la erogación en la compra del terreno y en construir lo edificado. Pero sobre todo, Anaya pasó a ser una víctima “de los malosos del PRI” como afirman los panistas. Lo menos que se puede decir es que le prestaron el dinero requerido para la construcción y preparar el documento respectivo, si no es verdad. Un viejo observador de la política mexicana me comentaba que es evidente que el PRI no está usando los servicios de los expertos “dinosaurios” del partido, como Beltrones y otros, que no hubieran cometido los errores elementales que cometieron los “chavos” que cocinaron este asunto que resultó una ventaja para Anaya, porque lo hicieron víctima de lo que pudo ser un grave problema para Anaya y para el PAN.
     
    Con este escándalo frustrado, las conversaciones de los expertos de café se dirigen ahora al desperdicio que el PRI está haciendo de tener un buen candidato, lo que aparentemente demuestra que existe un hartazgo ciudadano y que es probable que el PRI no gane la elección. AMLO y Anaya seguramente agradecen la ayuda que les ha dado el PRI, el primero porque en toda calumnia o difamación algo queda, lo cual lo favorece y Anaya seguramente agradece la publicidad gratuita que nunca hubiera logrado con el dinero que el INE otorga a los partidos políticos en campaña. Un observador informado dijo que cuando menos, una publicidad como la que recibió Anaya por el escándalo, aún siendo negativo en potencia, no se hubiera comprado con menos de 50 millones de pesos. Lo menos que puede hacer Anaya es invitar a comer al frustrado e incapaz dirigente del PRI, Ochoa Reza.
     
    Los viejos lobos del PRI ahora dicen -en privado, por supuesto- que el error del PRI fue no obtener con detalle la información de los ingresos totales de Anaya durante los años previos a la compra y edificación de lo vendido, para demostrar que no era una operación propia de Anaya sino de sus socios y por ello, tratar de encontrar un posible fraude fiscal cometido por quien no tenía el capital para comprar el terreno y para realizar la construcción de lo vendido. Ahora es demasiado tarde. Le regalaron una costosa publicidad a Anaya y al mismo tiempo lo hicieron víctima de un intento de golpe publicitario que seguramente le producirá muchos votos.
     
    Una posible deducción del asunto que hemos visto y escuchado es que el PRI hizo a un lado a los viejos expertos del PRI que tienen la experiencia de la que carecen los nuevos dirigentes, quienes como Ochoa Reza, lo que buscan es salir en los noticiarios pero no tienen la suspicacia y la experiencia necesaria para dirigir un partido político complicado y que tiene muchas décadas en el poder, con excepción de los 12 años de Fox y de Calderón, quienes también fueron ingenuos dirigentes que no supieron conservar el poder porque no convencieron a los ciudadanos que eran mejores que los del PRI. Era evidente que Fox y Calderón no podían cambiar las leyes porque no tenían mayoría en el Congreso, pero tampoco limpiaron el Poder Ejecutivo, en donde no existía ningún obstáculo para eliminar la corrupción, el desorden, el despilfarro de dinero tirado a la calle o puesto en el bolsillo de los altos funcionarios y que hubiera podido ser útil para que el IMSS y el ISSSTE tuvieran un mejor servicio y para reducir el escandaloso despilfarro y corrupción de Pemex, que debería desaparecer para evitar el derroche de corrupción y de dinero que realiza cada año. El dinero que está gastando el Gobierno federal en publicidad de radio y televisión, todos los días, no puede justificarse.
     
     

    Ojalá y los ciudadanos votantes tengamos mejores resultados con la nueva administración, sea del partido que sea, aunque aparentemente no será del PRI.

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