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"Opinión"

"El fin del sexenio PRI-Peña Nieto"

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18/07/2018

    Fernando A. Orrantia

    El sexenio de Peña Nieto llega a su fin y entregará la presidencia del país a AMLO, cuyo equipo de funcionarios está en formación y seguramente contratará a los mejores hombres y mujeres que le ayudarán en la tarea de gobernar. Hasta ahora sabemos que la señora que será Secretaria de Gobernación es una abogada conocida y estimada por haber sido Ministra de la Suprema Corte de Justicia y ahora está jubilada, pero con una muy importante experiencia jurídica y en derechos de los ciudadanos. Otros nombres se han conocido, pero son empresarios cuya experiencia también es indispensable en un equipo presidencial en México. Los empresarios crean empresas, arriesgan su dinero, contratan a empleados y además pagan impuestos por las ganancias que se obtienen, todo lo cual es importante para la nueva administración pública, que empezará el día dos de diciembre de este año. Pero debe evitarse la corrupción.
     
    El sexenio que termina tuvo muy pocos aciertos, como las reformas a Pemex, la venta o contratación de petróleo, evitando la participación de Pemex, que según los expertos extranjeros y nacionales, no solo es una empresa quebrada, con exceso de empleados, sino que durante varias décadas administró en forma terrible las actividades de extracción y uso del petróleo, creando adeudos a cargo del erario federal por muchos miles de millones de dólares. Creo que las reformas de Pemex y de la empresa que produce electricidad urbana, representa, con la reforma educativa, lo mejor que Peña hizo en sus seis años de administrador. Falta conocer todo lo malo que se hizo en el sexenio y que siempre tarda en conocerse por los medios de comunicación, para poder saber lo malo del sexenio de Peña, además de lo evidente, como es la llamada “Casa Blanca” y otros escándalos similares, todos involucrando actos de corrupción que fueron conocidos por la prensa y los medios de información a los ciudadanos.
     
    AMLO es todavía un enigma político, porque lo que se conoció de su administración durante su gobierno del Distrito Federal, contiene información buena, mala y pésima, según se trate de las distintas obras realizadas durante su administración. Es indiscutible que es una persona perseverante, porque fue tres veces candidato a la presidencia de los partidos políticos de izquierda, pero fue moderado en su administración. Se comenta en el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), que realizó obras públicas muy discutibles, por su poca información y muy alto costo y porque su gobierno optó por realizar obras públicas que propiciaron la inversión, pero no fueron para beneficio de la mayoría de los ciudadanos. Se menciona siempre los segundos pisos del Anillo Periférico, no solo por su muy alto costo, sino porque su información no está disponible al público en las oficinas del Distrito Federal, ahora ciudad de México.
     
    Lo que sí se sabe es que es inteligente, con evidente tendencia a la izquierda del pensamiento político y de administración pública, a pesar de lo que hemos visto en todo el mundo en los últimos 70 años, pero también se percibe como un político más interesado en los beneficios de una buena administración pública que en su beneficio personal, que según las malas lenguas, es el sello característico de los miembros y funcionarios del PRI, en cuyos grupos participó casi toda su vida, hasta que le cerraron las puertas por ser independiente y rijoso. Insiste en ser orador frecuente sin tener la facilidad de otros políticos, pero en esos discursos improvisados se da a conocer, para bien y para mal. Otro elemento perturbador es su salud, pero sin duda estará adecuadamente atendido por los médicos del Estado Mayor y por su médico personal, pero sus 67 años sin duda dejaron efectos en su salud. Es viudo y vuelto a casar, lo cual indica que es una persona inteligente y que gusta compartir su vida con las personas a las que ama. Su esposa es guapa y seguramente desempeñará una buena labor como esposa del Presidente, aunque AMLO dice que ella no desempeñará el papel de Primera Dama, que tradicionalmente ha sido normal en las esposas de los presidentes mexicanos.
     
    El aspecto políticamente peligroso es que tendremos a un Presidente que tendrá el control de la mayoría de los integrantes del Poder Legislativo. Normalmente los diputados y senadores obedecen al Presidente de la República cuando éste es el jefe de su mismo partido, lo que indica que no tendremos voces disidentes en el Congreso, salvo que AMLO pretenda que se apruebe algo inadecuado o evidentemente peligroso para el país y aún en ese caso, es evidente que AMLO podrá hacer casi todo lo que le sugiera su intelecto, lo cual confiemos que será positivo para el país, aunque siempre hay excesos que son peligrosos y que podrían ser aprobados por los subordinados del Presidente, como ha sido hasta ahora casi siempre. Este conformismo legislativo característico de México es lo más peligroso que podemos suponer, cuando un político de izquierda llega al poder.
     
    A pesar de la enseñanza que la historia nos entrega y que muestra el fracaso de las políticas de izquierda, probablemente esta tendencia puede ser el aspecto más delicado de AMLO, quien no tiene apariencia de hombre de libros. Confiemos en su inteligencia y su prudencia y recordemos los terribles efectos de los sexenios de López Portillo y de Luis Echeverría, aunque hay muchos más.
     

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