"El regreso de La Maestra"

A mi prima Martha. Una maestra en mayúsculas

 

Era cuestión de tiempo. Elba Esther Gordillo está libre. Quedaron atrás las imputaciones por lavado de dinero y delincuencia organizada. Ahora “La Maestra”, tiene carta abierta para hacer y deshacer a sus anchas. Si desde su lujosísima prisión domiciliaria tenía algún impedimento, ahora ya no hay nada que la limite para jugar las cartas que desee jugar. Esa misma ley de Herodes que la puso presa, hoy la dejó libre, y nosotros, la ciudadanía, nada podemos hacer. Lo que nos queda es respirar hondo, echar un mantra al aire y voltear la mirada al otro lado para no vomitar del asco o la rabia.

 

Las razones de la liberación vertidas por la opinocracia, más o menos se resumen en cuatro; por supuesto, unas más válidas que otras:

 

López Obrador pide a Peña Nieto la liberación de Elba Esther, para así poder pagarle los muchos favores recibidos a lo largo de tantas campañas electorales. A cambio del favor, López Obrador no perseguirá a Peña Nieto, permitiéndole dejar la presidencia sin tener que pagar por las cuentas pendientes. 

 

Peña Nieto la liberó para dañar la imagen de López Obrador, y dejársela como una herencia que podrá disfrutar a lo largo del sexenio.

 

La justicia hizo lo que le corresponde ante la falta del “debido proceso”.

 

Es parte de los rituales con los que arranca una nueva presidencia.

 

Aunque la primera razón suene sensata, vista con algo más de detenimiento, tiene poco sentido, ya que AMLO estaría cometiendo un suicidio político al ir en contra de todo aquello que dijo, defendió y le hizo ganar la presidencia. Si ya su empecinamiento por designar a Manuel Bartlett como cabeza de la Comisión Federal de Electricidad, le ha costado la animadversión y recelo de muchos de sus más fieles seguidores, meter la mano al fuego en el ánimo de cobijar a Elba Esther, sin duda, echaría abajo todo su discurso en contra de la corrupción y buena parte de la probidad que tanto presume y tantos réditos políticos le han generado.

 

El ahora llevado y traído “no habrá olvido, pero sí perdón” de López Obrador, deja en claro su voluntad de mantenerse en la misma línea discursiva que manejó a lo largo de su campaña. Tantas veces le preguntaron “¿meterás a Peña a la cárcel?”, tantas veces contestó “A mí no me corresponde; para eso está la ley”. Para exonerar a Peña Nieto por todos los tropiezos, omisiones y excesos cometidos, requiere mucho, pero mucho más que liberar a la maestra.

 

La segunda tesis, con un poco de más de sentido que la primera, echa aguas por varios lados, ya que sería una venganza peñanietista de muy poca utilidad, básicamente, por tres razones. 

 

Si la maestra se queda como una herencia incómoda para El Peje, este podría mostrar su congruencia y deseos de hacer historia devolviéndola a la cárcel, elevando aún más sus bonos y ganando la simpatía de quienes hoy lo detestan. Por otro lado, liberar a Elba Esther no haría más que enlodar más la desprestigiada imagen presidencial. De igual forma, si liberarla tenía la intención de beneficiar al PRI, teniendo en cuenta el momento en el que este se encuentra, así como de su desesperada necesidad de refundarse, ser asociado con Elba Esther es más bien un flaco y desastroso favor que el PRI pagará muy caro.

 

Con todo, hay gente en el Partido que está dispuesta a perdonarla, porque no podemos olvidar que Elba Esther es una experta en movilizar acarreados a las urnas, votos que  hoy requiere un PRI que está en ruinas. 

 

La tercera tesis, aunque razonable, tampoco parece ser la que explique convincentemente la liberación de La Maestra, porque haberla liberado por haberse incumplido el “debido proceso” no significa que la justicia haya llegado a puerto. Cuando mucho, queda claro que las mismas razones políticas que la pusieron tras las rejas, son las mismas razones que hoy la dejaron fuera. Si en verdad hubiera habido un interés porque Elba Esther Gordillo hubiera pagado por el sinnúmero de fechorías que hizo, las autoridades competentes se habrían puesto manos a la obra armando un expediente como se requería.

 

La última razón, la de los rituales asociados a una nueva gestión presidencial, parece poco creíble porque resultaría ser un paso dado por adelantado, tal acción va en contra de la lógica de lo que debe exhibirse una vez que se llegó a la silla presidencial: una presa de caza, tan grande y preciada como pudiera ser La Maestra. La viabilidad de esta tesis reside en que, así como a los cazadores novatos les sueltan una liebre herida para que practiquen su tiro, debemos creer que Peña Nieto soltó la liebre para que AMLO jale el gatillo a partir del 2 de diciembre.

 

A querer y no, en medio de la especulación, va creciendo la influencia de “Magisterio Despierta”, espacio en la red que pide la renuncia inmediata de Juan Díaz de la Torre, actual dirigente del SNTE, y el nombramiento de La Maestra. Gracias a la difusión de unos videos que se han viralizado, La Maestra parece que podría dejar el infierno y atravesar sin muchos problemas el purgatorio. Va una muestra de lo que ahí se dice:

 

“El SNTE respetaba el estado de derecho, fortaleciendo la escuela pública y defensa de los maestros. Con Juan Díaz lo perdimos”. “Fue su error vincular los resultados del desempeño docente a la permanencia en el servicio”. “Desde hace cinco años Juan Díaz ha construido una dirigencia deshonesta, extralimitada, imprudente y con enfoque gubernamental. [...] Debe regresar a lo que fue y acompañar la 4ta transformación apostando a la profesionalización de los docentes, pero esta 4ta transformación no la debe encabezar Juan Díaz. Si nos traicionó ayer, nos traicionará mañana”. 

 

No hace falta ser físico nuclear para darse cuenta que en esta campaña hay un claro afán por mandar un mensaje a López Obrador que se resume en lo siguiente: la maestra, así como el monstruo de la laguna verde, sale de rodillas del pantano para ponerse a las órdenes de su nuevo amo.

 

Lo que no dicen los videos de “Magisterio Despierta” es que el regreso de La Maestra representa el extravío de nuestro rumbo moral y jurídico, y de la más ruin falta de vergüenza.

 

@pabloayalae