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"La Nueva Nao"

"El soft power"

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LA NUEVA NAO
23/03/2019

    Eso que se ha dado en llamar soft power es un activo intangible muy valioso de cualquier nación. En nuestra era de alta interconexión y de noticias instantáneas, la influencia que las naciones ejercen de manera suave evita fricciones, se usa para manejar crisis de percepción y de relaciones públicas y es en general una parte importante de nuestro trato y nuestra imagen en el escenario global. Esta imagen e influencia está compuesta de una gran cantidad de partes menores, pero son todas relacionadas con cultura, educación, ciencia, diplomacia. Por ejemplo, Estados Unidos, la nación más poderosa, no tiene ni de lejos suficiente con sus bases militares: tiene sus películas, sus escritores, sus universidades, su narrativa de democracia y el American dream, sus deportes, su música y un largo etcétera. El soft power es aquello que nos vuelve deseables, agradables a los otros.
    China es una nación que entiende esto perfectamente. En las últimas dos décadas, ya habiendo consolidado su poder comercial y en vías de desarrollar un poder militar creíble, su apuesta al soft power es evidentísima en la explosión de inversiones en su cine, su idioma y cultura (promovidas en todo el mundo por el Instituto Confucio), su turismo (ya el cuarto a nivel mundial), y sus apuestas para conseguir ser anfitrión de todo tipo de eventos y espectáculos: Olimpiadas, Miss Mundo, G20, la F1, Masters de tenis, Cirque du Soleil y todo tipo de artistas de talla mundial.
    México ha estado creciendo también en soft power en las últimas dos décadas: la creciente popularidad de su gastronomía y su alto rango como destino turístico, la expansión de sus relaciones comerciales en el mundo, el crecimiento del número de estudiantes mexicanos en todos los países y recientemente, el éxito espectacular de su cine. Sin embargo parece que la nueva administración no tiene claro que estas actividades requieren de mucho esfuerzo y recursos para mantenerse; la cancelación de instancias como ProMéxico, el CPT y más recientemente, de los servicios de corresponsales extranjeros de Notimex, son todas cosas que erosionan el soft power mexicano en diferentes frentes.
    Por años he escuchado a esperanzados empresarios mexicanos que quieren vender sus productos en China, decir que “su producto se vende solo.” Esto es un error. Nada se vende solo, ni México tampoco; requiere de mucho esfuerzo constante en un mercado altamente competitivo. Pero esto sólo lo notarán cuando la inercia anterior se empiece a acabar.
     

    El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China

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