"El temor a la muerte"

Un pensamiento general expresa que la muerte es el fin de la vida. Pero, habría que precisar de qué tipo de fin hablamos, si de fin como término o de fin como objetivo.

Para quienes creemos en la resurrección, la muerte es el inicio de la vida eterna. Por tanto, no tendría sentido la segunda alternativa (a menos que la planteáramos desde la perspectiva Heideggeriana, de que el hombre es un ser para la muerte).

Si para muchas personas la muerte es un sinsentido y un pensamiento a esquivar, es porque no se le comprende. La muerte sólo se entiende cuando se entiende la vida.

León Tolstoi, en La muerte de Iván Illich, narró la historia de un abogado que llegó a ser procurador de una ciudad. Era un hombre común que llevó adelante un matrimonio convencional y con poco entendimiento familiar.

Cuando pasó de los 40 años comenzó a sentir un intenso dolor que lo hizo visitar varios médicos sin que acertaran a dar un diagnóstico preciso, tal vez se tratara de un padecimiento del intestino o del riñón. No obstante, Iván poco a poco comprendió que se trataba de una enfermedad terminal.

Lo que más añoraba era que alguien se compadeciera de él. Solamente Gerasim, un mujik (campesino ruso), trató de aliviar sus dolores y hacerle la vida más llevadera. “Todos moriremos. ¿Por qué no nos vamos a ocupar de Usted?”, le dijo su sirviente.

Antes de morir, su hijo se acercó a su cama y llorando le besó la mano. En ese momento, Iván Illich comprendió que temía a la muerte porque era demasiado egoísta.

Cuando pensó en los demás, desapareció su temor. Falleció en paz repitiendo estas palabras: “La muerte se acabó. No existe más”.

¿Temo a la muerte?