"El video loco de Gerardo Vargas"

Brinco futurista en colchón roto

 

 

Se había dicho como reto inaudito al asombro social que el grupo de poder que encabeza Mario López Valdez había cerrado la sentina de la corrupción que lo salpicó y se disponía a dar la lucha para reconquistar algunos de los cargos públicos que perdió. Nadie lo creía, hasta que Gerardo Vargas Landeros se lanzó contra la yugular política del Gobernador Quirino Ordaz Coppel.

 

Sí, desde un resorte mohoso de los colchones podridos, Vargas Landeros intentó dar un salto futurista, sin red de protección. Eso le cayó a la opinión pública, de por sí irritada ante el escándalo del “colchonazo” y la exigencia de justicia, como cae un golpe de viento en la vela del barco que ya iba en pique.

 

El ex Secretario de Gobierno sufrió un ataque súbito de ansiedad política y aprovechó la inconformidad ciudadana por el reparto de colchones defectuosos a los damnificados de la depresión tropical 19-E. El resultado no podría serle más desafortunado: al hablar de corrupción en el gobierno de Quirino Ordaz, destapó la cloaca malovista que lentamente era sellada con la goma de impunidad.

 

Seguramente Malova es el principal afectado por la inexplicable estrategia de Vargas. Las redes sociales removieron las aguas negras del sexenio con más cuentas pendientes en cuestión de peculados y cohechos. Agitó el albañal que estaba en reposo, para reeditar la hediondez más fuerte que el fétido olor de los colchones patito.

 

Véase la viñeta completa. El tigre les da cierta concesión de relajamiento a las bestias de la jungla llamada Sinaloa, aún a los de aptitud traidora, y el mono intrigado por tan sospechosa licencia va y le jala los bigotes al felino. Quiere saber si la fiera reacciona a las provocaciones, o si ha mermado su naturaleza feroz.

 

O intentemos la búsqueda de cordura en la postura de Vargas contra el gobierno de Quirino, aunque acabe siendo una exploración frustrada por la incoherencia. Tal vez se le pueda conceder algo de razón cuando impele al Gobernador a renunciar a sus colaboradores que tienen responsabilidad en las negligencias asociadas a la DP19-E. Más allá de eso están las ganas demenciales de desestabilizar.

 

Claro que Vargas tiene el mismo derecho que cualquier ciudadano para exigirles eficiencia a las autoridades. Lo que lo invalida para ponerse al lado de la demanda social que reclama castigo a funcionarios y empresarios que timaron al gobierno, es la catadura corrupta de la administración estatal 2011-2016, de la cual él formó parte de manera protagónica.

 

Qué bien le hubiera hecho Gerardo Vargas a Malova si en su momento le aplicara la misma energía con la cual le reprende la corrupción a Quirino Ordaz. A destiempo, viene y remueve la costra de la herida causada por el malovismo indecente y aquel desfonde tatuado en la memoria de Sinaloa como se marcan las puñaladas asestadas en las espaldas del pueblo.

 

A los políticos made in Sinaloa les está causando estragos el virus del frenesí. Reprobados en la arcaica escuela de la simulación que fundó Juan Millán Lizárraga, ni siquiera ojean El Arte de la Guerra, de Sun Tzu, que fue el libro de cabecera del maestro de las apariencias. ¿Por qué librar batallas de antemano perdidas?

 

Sun Tzu aconseja vencer evitando la batalla, valiéndose de la estrategia. Gerardo Vargas usó la táctica de hacer leña del árbol caído sin notar que él es parte de ese bosque ya convertido en tizones. Queriendo golpear al Gobernador se atacó a sí mismo y de paso arremetió contra Mario López Valdez.

 

Re-verso

Nos trae regresiones amargas,

De tantas noches sin días,

Soportando las alevosías,

De seis años valiendo Vargas.

 

Acolchonar la confianza

La gente quiere que Quirino Ordaz Coppel muestre mano firme con sus colaboradores que lo llevaron a esta coyuntura de descrédito. Aquellos que convirtieron el aguacero en lluvia de lodo. Lo de la justicia y el “caiga quien caiga” es materia de las fiscalías y juzgados; la opinión pública pide renuncias como escarmiento para que jamás se repita una afrenta de tal magnitud.