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"Opinión"

"El 'Yo respondo por lo mío' de Quirino"

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    El gobernador prefirió cuidar las formas y se fue por la tangente, se vio entonces pequeño, pusilánime, ante lo evidente y eso deja un mal sabor de boca porque como sabemos en política la forma es fondo y el único que salió contento de la sede del cabildo fue el Alcalde Benítez Torres que seguramente en privado agradeció el espaldarazo brindado

     

     

    Hay ocasiones en que un periodista se ve grande al formular una pregunta y el gobernante pequeño en su respuesta sobre un tema de interés público.
    Ocurrió el pasado miércoles pasado en la sala del cabildo de Mazatlán cuando las periodistas Cecilia Barrón y Raquel Zapién aprovecharon la conferencia de prensa a la que convocaron Quirino Ordaz Coppel y Luis Guillermo Benítez Torres el miércoles pasado, para pedir al gobernador un pronunciamiento sobre las agresiones que están recibiendo sus colegas en distintos municipios del estado, entre ellas, las del alcalde de Mazatlán quien hace unos días rompió lanzas contra los “ratas” del periodismo.
    Era una pregunta obligada por la tensión y un buen político la hubiera bateado lejos con mucha diplomacia y es que bastaba sólo de decir que está en contra de cualquier tipo de violencia venga de donde venga contra los informadores, sea desde los ciudadanos como de legisladores o alcaldes y que los ataques no abonan a la vida pública sino agregan una tensión innecesaria.
    Y, claro, que los “conminaba con absoluto respeto a su investidura” a ser sensibles con la labor que medios y periodistas realizan en beneficio de la sociedad sinaloense, pero no lo hizo y su retórica se volvió nota en los corrillos periodísticos. No tenía necesidad de actuar así y menos cuando sobre su gobierno no tiene queja alguna del periodismo. Ahora, con esto, pudiera tenerla.
    Y es que el gobernador en lugar de salir a defender a los periodistas optó por la retórica de los lugares comunes y luego con el manido recurso de están “queriendo poner navajas”. Craso error, y se lo aclaró de inmediato Raquel Zapién, no había tal “amarre de navajas” pues las expresiones de los alcaldes son del dominio público y no puede manejarse con esa ligereza sino como un problema grave que puede escalar como está sucediendo en otros estados de la República y no le da reposo al gobierno federal -Sinaloa, sabe de eso, incluso durante el gobierno de Quirino.
    En lo que va de este año se han acumulado 9 asesinatos contra periodistas y si bien ninguno de ellos ha ocurrido en Sinaloa, ahí está el insumo que producen los alcaldes que en Mazatlán adquiere dimensiones escandalosas y que puede derivar en violencia física. Basta un empujoncito y cambia la situación.
    El gobernador seguramente no salió al paso quizá por una falsa cortesía con el alcalde mazatleco pues estaba en su casa y a su diestra. No lo hubiera visto bien, que se pronunciara en los términos que estaba la petición de las periodistas aún sin mencionarlo por su nombre.
    Pero, alguien, con un mínimo de visión de Estado hubiera salido en defensa de las libertades públicas y del derecho a la información, en particular de cada uno de los periodistas que estos días han conocido el ataque, la intimidación y la descalificación de su trabajo.
    El gobernador prefirió cuidar las formas y se fue por la tangente, se vio entonces pequeño, pusilánime, ante lo evidente y eso deja un mal sabor de boca porque como sabemos en política la forma es fondo y el único que salió contento de la sede del cabildo fue el alcalde Benítez Torres que seguramente en privado agradeció el espaldarazo brindado.
    La petición y las preguntas entonces quedaron flotando en el ambiente y en las primeras notas periodísticas se destacó la falta de postura del gobernador frente a los dichos amenazantes de los ejecutivos municipales, aunque, como siempre sucede, hay quienes desde el mismo periodismo penosamente buscan endulzar la rosca amarga. Al día siguiente todo era información sobre inversiones y empleo. Nada o poco de periodistas agraviados.
    Se dirá que un pronunciamiento en el sentido solicitado lastima las relaciones con los alcaldes y que por simple prudencia era mejor dar la vuelta a preguntas comprometedoras y mejor hablar de aquello que da lucimiento, como fue lo que se tocó en la primera parte de la conferencia de prensa. De inversiones, de obra pública, de lo mejor del gobierno “Puro Sinaloa”.
    Esperemos, y los ataques de los alcaldes belicosos no escalen, que no sea utilizado por alguien que quiera “ayudar” o aprovechar el momento para complicar la situación en el estado o en alguno de los municipios señalados, porque las preguntas se convertirían en cuestionamientos severos a quienes hoy le dan la vuelta al problema que existe realmente entre los alcaldes y la prensa.
    Esta semana en Escuinapa sucedió en contra de nuestra compañera Carolina Tiznado que fue y es atacada en las redes sociales por su labor periodística y todo hace suponer que estos ataques vienen del círculo del gobierno municipal que no estarían aceptando el trabajo de la reportera.
    Al final de la conferencia de prensa, un periodista quizá desesperado ante la “prudencia” del gobernador, lanzó un grito destemplado recordando a los presentes que los ataques de los alcaldes contra periodistas sinaloenses ya no es sólo un tema nacional sino de interés internacional y aquí con estas actitudes pusilánimes se busca minimizarlo, como un asunto irrelevante, “amarre de navajas”, de quienes quieren entorpecer las buenas relaciones entre los niveles de gobierno.
    Finalmente, el periodismo no depende de lo que digan o no los funcionarios cuestionando estas malas prácticas de alcaldes irresponsables y una buena acción es la que propone Alejandro Sicairos desde su columna Observatorio cuando lanza la iniciativa de un “apagón informativo” en contra de los alcaldes de Ahome, Culiacán y Mazatlán.
    Este apagar la luz consiste en: “vetar en las notas periodísticas los nombres y berrinches de los alcaldes y servidores públicos, sin dejar de transmitirle a la sociedad aquellas noticias que le son vitales en el quehacer cotidiano”, o sea, los nombres de los alcaldes agresores no aparecerían en las notas.
    Y esa es una respuesta inteligente ante la prudencia del gobernador y no se diga de las agresiones que ha sufrido el gremio. Que así sea, para evitar más pequeñeces en este asunto que efectivamente escaló internacionalmente.

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