"El zorro mutilado"

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@rodolfodiazf

 

 

 

Para muchas personas resulta incomprensible que exista un Dios omnipotente y justo si permite tanta maldad, guerras e injusticias.

En el Siglo 18, Leibniz justificó a Dios al escribir una obra titulada “Ensayo de Teodicea. Acerca de la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal”.

Con argumentos más sencillos, Anthony de Mello compartió en su libro El canto del pájaro una fábula del místico árabe Sa’di, llamada El zorro mutilado.

Un hombre que pasaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas y se preguntó cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca y dejó el resto de la carne para el zorro.

Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El hombre se maravilló de la inmensa bondad de Dios, y dijo: “Voy también yo a quedarme en un rincón confiando plenamente en el Señor, y éste me dará cuanto necesito”.

Así lo hizo durante muchos días, pero no sucedió nada, ya estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una voz que le decía: “Oh, tú que te hayas en la senda del error, abre tus ojos a la verdad, sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado”.

De Mello continuó: “Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios: “¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?”.

Durante un rato Dios guardó silencio, pero aquella noche, de improviso, me respondió: “Ciertamente que he hecho algo, te he hecho a ti”.

¿Actúo o solamente reclamo?