"En busca de la serenidad"

¿Cuántas veces andamos como judíos errantes y anhelamos encontrar la serenidad y sosiego? Pensamos en idílicas situaciones en las que nos hallaríamos en paz, sin prisas ni preocupaciones. Tal vez cuando resolvamos la situación económica, cuando logremos la nueva casa con que soñamos, cuando consolidemos la unidad familiar, cuando nos mudemos a otra ciudad o cuando triunfemos en los negocios, estudios o trabajo. Sin embargo, ningunos de esos pretendidos paraísos artificiales nos dará la serenidad añorada.

 

La serenidad la debemos encontrar en nosotros mismos, no en una supuesta etapa satisfactoria. Mientras no hurguemos en nuestro interior no podremos resolver el rompecabezas de nuestra identidad. Por más que nos alejemos territorialmente, jamás podremos escapar de nosotros mismos. A donde vayamos llevaremos nuestra miseria e indigencia a cuestas.

 

Un cuento transmitido por Ramiro A. Calle nos habla de un joven que dejó su hogar y emprendió un viaje para ir en busca de la serenidad. Recorrió innumerables pueblos, ciudades y monasterios hasta que llegó con un afamado maestro espiritual, quien le dijo:

 

“¿Tan ofuscada está tu mente que dejas un tesoro fabuloso y te dedicas a dar vueltas de aquí para allá? Nada puedo entregarte ni enseñarte que no puedas obtener en tu vida cotidiana. No tienes que dejar tu hogar, ni tus amigos, ni tu trabajo, ni tu vida habitual. Lo que tienes que dejar, y de una vez, es tu sentido de posesión, tu apego, tu visión incorrecta y tus engaños mentales. Eso puedes hacerlo estando en tu casa, sin necesidad de abandonarlo todo, cuando lo que debes abandonar son los oscurecimientos de la mente. Deja de dar vueltas atolondrado, regresa a tu casa y emprende allí el trabajo interior que te conducirá hacia la paz que anhelas”.

 

¿Encuentro la serenidad en mí?

 

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@rodolfodiazf