|
"Opinión"

"Escarceos"

""

    Los escarceos políticos de los últimos días dan la pauta de la forma como se van a desarrollar las campañas de los candidatos que contenderán por la Presidencia de la República el próximo año. Ya el partido en el gobierno muestra su modus operandi para 2018, recurriendo a todo lo deleznable para conservar la gubernatura en el Estado de México. Porque la elección en esa entidad -con gran cantidad de votantes- es un parámetro para la contienda mayor que culmina el 3 de junio del año que viene.
    Así el PRI no se detiene a observar lo que marca la ley electoral en ese estado, está habituado al famoso carro completo, tiene esa costumbre de imponer sin considerar los métodos para lograr sus fines. Esa ha sido su historia a lo largo de más de 80 años y, por lo visto, pretende seguir ignorando que los nuevos tiempos han cambiado; actúa como si los ciudadanos estuvieran pintados. Pero hoy el público exige que se respeten sus derechos y que se haga valer el sufragio.
    Así la gente empieza a prepararse para cuando llegue el momento de defender el voto con la ley en la mano, eso es lo importante, nada de permitir que las chicanadas electorales se impongan por medio de un sinfín de trácalas, algunas de sobra conocidas por la ciudadanía. Se ha extendido la conciencia, la mayoría de la sociedad se prepara a defender el sufragio tanto como sea necesario.
    Mujeres y hombres de este País están conscientes de que el problema no sólo es votar en los procesos electorales, sino que lo más importante es cuidar que los votos se cuenten y se respete el sentir ciudadano. En lo sucesivo le va a ser difícil al sistema imperante aferrarse a las viejas prácticas, una nueva mentalidad prevalece en el sentir de la gente.
    Tiempos traen tiempos, dice muy claramente el adagio; allí radica el fondo de la defensa de los referendos electorales que se van a dar. No se pierde de vista que se han aguantado muchos atropellos y manipulaciones a las legítimas aspiraciones por lograr establecer un gobierno que corresponda a los intereses populares; no se entregue el poder en manos de los pocos acaparadores de la riqueza del País.
    Es impensable en el Siglo 21 la fórmula porfirista: todo para los potentados, nada para los que carecen hasta de lo más indispensable. Urge un equilibrio en la distribución de la riqueza nacional y que con ello florezca el bienestar de toda la sociedad, sin exclusiones de ninguna especie.
    A eso aspira la inmensa mayoría de los mexicanos, por eso es tan importante la elección por la Presidencia de la República. En el evento cívico se juega el futuro del País, se presentarán las condiciones para romper con el atraso en todas sus formas y manifestaciones y, de paso, elegir un gobierno de corte popular, que atienda en los hechos a los de abajo, a los que siempre han sufrido las adversidades.
    Eso es lo que entraña el escrutinio del año que viene: o se avanza en democratizar al País o se continúa con el deterioro y aun peor de lo mismo. En ese sentido, lo que entregan las encuestas es que los habitantes de este País exigen un cambio donde prevalezca la defensa de la soberanía, que la voz de México vuelva a escucharse en el concierto de las naciones. La gente exige coherencia de sus gobernantes, ante todo.
    Los mexicanos quieren un gobierno de origen popular que busque por todos los medios poner las riquezas naturales al servicio de los intereses de la sociedad, sin titubeos, porque esa es la demanda del pueblo sin tardanza, para que una nueva economía impere beneficiando a todos los ciudadanos, sin distingo: los obreros, las clases medias, altas entrarán en un nuevo amanecer.
    Esa es la aspiración del pueblo, no va dejar pasar la oportunidad histórica que se presenta  2018, de elegir un gobernante que encarne esas características, desde luego que ese gobernante no va salir del seno de los partidos tradicionales que han gobernado con más pena que gloria, va salir de la plena soberanía ciudadana. Cambiar el rumbo de una economía de privatizaciones y donde se sirve con la cuchara grande la inversión extranjera.
    La encrucijada que vive el País exige un gobierno con una nueva mentalidad, donde no tengan cabida los conservadurismos de ningún signo, que los derechos humanos sean respetados en los hechos, no solamente de palabra, que la Constitución sea la guía del gobierno que llegue a Los Pinos en 2018. Eso es lo que la ciudadanía espera, un gobierno que priorice la salud y la educación como sus pilares básicos.
     

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!