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"Puerto Viejo"

"Esperemos... Químico, el nepotismo también es corrupción"

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    Una de las principales banderas que ondea el Presidente Andrés Manuel, es el combate a la corrupción. Lo dice un día sí y el otro también y de ello se han vertido infinidad de comentarios en todos los sentidos y en esta ocasión, lo retomo por una circunstancia: el día de hoy, y desde el año 2005, por determinación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se celebra el Día Internacional contra la Corrupción.
     
    Al respecto, el portugués António Guterres, Secretario General de la ONU, manifiesta: “La corrupción engendra más corrupción y fomenta una cultura destructiva de impunidad...” 
    Tales palabras son un espejo fiel de lo que ocurre en nuestro país y una poderosa razón del por qué perdimos la tranquilidad social.
     
    La efeméride señalada por la ONU es muy importante para generar conciencia acerca de lo pernicioso de la conocida práctica, pero la realidad, es que el esfuerzo del promotor no es difundido por los gobiernos, especialmente de los corruptos, como es el caso de nuestro país, en el que según la máxima priista “el que no tranza no avanza”.
     
    Según estimaciones de la ONU, a nivel mundial, entre sobornos y robos a los presupuestos públicos de los países, anualmente se alcanza un monto de 3.6 billones de dólares estadounidenses. En el caso mexicano, diversos organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional manifiestan que el costo anual de la corrupción en nuestro país, anda por el orden de los 900 mil millones de pesos.
     
    Para tener una idea de lo que significa dicha cantidad, les diré que a pesos actuales, representa un poco más de 450 años de presupuesto municipal local o la construcción de 2 mil estadios de beisbol de la estatura del mazatleco. 
     
    Sí, tal emprendimiento no solo es tema del Peje, sino que también forma parte de los quehaceres del organismo internacional que procura el entendimiento entre las naciones y la paz mundial y que considera que el flagelo del cohecho, en sus diversas modalidades, quebranta el bienestar social.
     
    La corrupción es tan vieja como la humanidad y me atrevo a decir que surgió cuando el hombre tuvo noción de la propiedad privada, lo cual, también despertó la codicia de poseer más bienes y la conciencia de que el patrimonio material, daba poder, tendencias que en la actualidad se han acentuado criminalmente. 
     
    Creo que por ahí va la cosa del mal que se nos puede presentar bajo las siguientes figuras: el soborno, el peculado, tráfico de influencias, abuso de funciones, enriquecimiento oculto, obstrucción de justicia, colusión, uso ilegal de información, nepotismo y conspiración.
     
    Dos actos de corrupción, bajo las figuras de la conspiración y de la traición, los encontramos en las alevosas acciones de Judas en contra de Cristo y de la Malinche, que se entregó a la causa de los conquistadores al mando de Hernán Cortés, y si ustedes quieren, nos podemos ir más hacia atrás de los tiempos, hasta llegar a la jugada chueca que le hizo Eva a Adán.
     
    Asimismo, el combate a los corruptos viene de tiempos muy lejanos; de ello dan cuenta los evangelios cristianos, dentro de los cuales, se condenaba el saqueo, el peculado, las denuncias falsas y hasta la evasión fiscal. Ahí están también como evidencia de esta larga lucha versus las corruptelas, los mandamientos cristianos que ordenan no robar ni dar falsos testimonios, entre otros.
     
    En algunos países, los mandatos religiosos, un estricto marco de derecho y la implementación de medidas gubernamentales para atajar la codicia desenfrenada por la riqueza mal habida, han tenido éxito. 
     
    Son pocos los que pueden presumir de ello, como son los casos de Nueva Zelanda, Dinamarca, Singapur, Holanda, Suecia, Noruega, Alemania, Canadá, entre otros. En cambio, nuestro México querido, al término de la gestión de Peña Nieto, es ubicado en el lugar 135 de 180 países evaluados por el Índice Internacional de Corrupción.
     
    En ese sentido la política del Moviendo a México nos hizo caer de la posición 105 a la 135. Funcionó, pero en reversa.
     
    Esperemos que los esfuerzos de la ONU, y de la propia Cuarta Transformación, nos haga escalar, por lo menos, a tres cuartos  de dicha clasificación; de otra manera, continuaremos sumidos en la mediocridad social y administrando la pobreza para bien de los partidos políticos; de todos. ¡Buen día!
     
     

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