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"Opinión"

"Gobierno no comunica"

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    ‘Pareciera que en el gobierno hay una narrativa de silencio. Omisiones y opacidad, el boletín de prensa sigue existiendo y hay un escaso vínculo de los funcionarios de primer nivel con los medios de comunicación, que da la impresión de que no hay una estrategia comunicativa que genere un concierto de voces institucionales que informe...’
     
     
     
     
    Recientemente nos sorprendieron tres noticias que aparecieron en la prensa nacional y local que son dignas no solo de presumir, sino de recordar la importancia de una política eficaz de comunicación gubernamental, y es que lamentablemente parecieran pasar sin pena ni gloria: Una, la de que Mazatlán es la cuarta ciudad mejor para vivir del país, según una investigación que realizó el Gabinete de Investigación Estratégica; dos, que tenemos el segundo Gobernador mejor evaluado en todo el país, según otra investigación realizada a través de Facebook por la empresa Arias Consultores; y tres, sucedió el sábado antepasado cuando en Guayaquil, Ecuador, Mazatlán obtuvo el premio “The World Travel Awards”, que lo distingue como el mejor destino turístico de México, Latinoamérica y Centroamérica -Pregunto, ¿será necesario separarlo, cuando México y Centroamérica son parte de un todo llamado Latinoamérica?
     
    Sin embargo, pese a las buenas nuevas el gobierno las administra mal, específicamente la Coordinación de Comunicación Social, donde las buenas noticias parecen no quitar el sueño a sus directivos y estas se esfuman a favor de las que son “la marca de la casa”: corrupción, impunidad, levantones, asesinatos, desplazados, desastres naturales, y es que pareciera no buscarse establecer un equilibrio comunicacional de tal suerte que las buenas noticias opaquen las de todos los días o mejor que estos éxitos que tiene el estado en el renglón político y turístico muestren también los avances que existen en el sistema de seguridad pública y atención en materia de desastres naturales -Lo vemos en Los Mochis, donde las inundaciones son históricas, como insuficiente el drenaje pluvial, buena parte de esa red data de los ya lejanos años cincuenta.
     
    Y no es que se trate de echar a volar las campanas al aire, mucho menos halagar el Gobernador en turno, sino hacer un mejor trabajo informativo para una sociedad activa que frecuentemente da muestra de miedo, hartazgo, desconfianza, indiferencia e incluso depresión colectiva, pero que también exige mayor y mejor información pública. 
     
    El eslogan de Puro Sinaloa hay que explicarlo a cada momento, como parte de una estrategia de gobierno. Se necesita una didáctica de la gestión y operación pública, si no los hechos como dice la publicidad gubernamental pasan de largo, a lo alto, dejando una imagen difusa, rutinaria, sin mayor impacto social.
     
    Hay que cacarear bien estas noticias para cambiar la percepción negativa y eso es tarea de las instituciones de gobierno, pero no se está haciendo como debiera hacerse, se deja pasar con una indolencia extraordinaria como si esto se diera en racimos y fuera intemporal. O sea, siempre, de todos los días. 
     
    Más aun, cuando su difusión podría confraternizar, conminar a otras autoridades a continuarlas, cuidarlas y mejorar las obras. Entonces, no es la difusión de una simple foto de personas satisfechas y sonrientes, trabajadoras, o un buen video exaltando las virtudes y potenciales del estado. 
     
    Sino la política obliga a la segmentación de la información, para atender la diversidad de la sociedad sinaloense considerando los públicos que se expresan en los distintos espacios de comunicación. Sean estos los convencionales o los que se manifiestan en las dinámicas redes sociales incluso en ambas, una no existe, sin la otra.
     
    No debemos olvidar que el gobierno anterior dejo prácticamente en quiebra la finanzas del gobierno y una deuda pública sin precedente, pero el actual, gracias a sus relaciones en el centro y específicamente con los personeros del grupo Atlacomulco, gestionó recursos para obra pública al mismo tiempo que apostó a una mayor bancarización de los servicios del gobierno y evitó fugas, lo que provocó una mayor captación de dinero fresco y eso ha sido el rasgo más significativo de su gobierno, la obra ha llegado a todos los municipios, y eso tampoco se difunde como debe de ser a través de una adecuada política de comunicación gubernamental que contrarresten la imagen de una Sinaloa violenta, marcada por la impunidad, el desaseo, el robo.
     
    Pareciera que en el gobierno hay una narrativa de silencio. Omisiones y opacidad, el boletín de prensa sigue existiendo y hay un escaso vínculo de los funcionarios de primer nivel, con los medios de comunicación, que da la impresión de que no hay una estrategia comunicativa que genere un concierto de voces institucionales que informe al mismo tiempo que defienda las políticas del gobierno, especialmente la venida de la desinformación.
     
    Y es que contrariamente a la idea de que las obras y gestiones, como los éxitos y reconocimientos, son tarea obligada del gobierno y obliga a la mesura informativa, lo cierto es que una política gubernamental es la mejor arma contra la desinformación y el descrédito público. Un contenedor de los conflictos políticos que podrían convertirse en intergubernamentales, como sucede precisamente en Mazatlán, donde gobernará Morena a partir del primero de noviembre y el Alcalde electo está haciendo señalamientos duros tanto sobre la pavimentación de la Avenida Del Mar, como del proyecto del Parque Central y la respuesta de Culiacán a estos ha sido escueta, dejando más dudas que claridades, ahondando la polarización y la desconfianza.
     
    Se podrá decir que la intervención del gobierno lo único que provocaría es mayor tensión mediática, sin embargo, no necesariamente es así, una buena información nos sirve a todos para la toma de buenas decisiones y moderar nuestras opiniones, y eso es muy valioso en un contexto de recursos escasos, que la gente lo sepa y cavile sobre lo que puede ser y lo que no, o mejor que el gobierno, como lo están haciendo ya en varios lugares, tenga presupuestos participativos de tal manera de crear un diálogo permanente entre gobierno y contribuyentes, que hasta ahora no existe, y es que todo son decisiones ejecutivas de los “que saben”, pero que en realidad son de los intereses que se manifiestan en la esfera de lo público.
     
    Ciertamente el Gobernador es empresario y su visión, nos diría una persona aguda, no puede ser otra, y si es así, bueno, tan sencillo como utilizar los recursos del gobierno para informar en detalle y evitar que las buenas noticias terminen siendo secundarias, como las que inician este breve ensayo que busca llamar la atención sobre la calidad de la comunicación del gobierno. Que francamente es deficiente para crear una sociedad informada.

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