"Goles a hurtadillas"

Estaba previsto que la algarabía futbolera iba a quitar presión al de repente crispado entorno electoral que vive el país.

En medio de ese desvío natural de la atención del público, porque es natural que las personas prefieran la diversión a los temas escabrosos o que exijan demasiada seriedad, surge otro fenómeno que también estaba previsto, el recrudecimiento de la guerra sucia entre los diferentes candidatos a puestos de elección popular.

Esas estrategias incluyen desde denostaciones, golpes bajos en forma de acusaciones y encuestas apócrifas, estudios de opinión que ninguna casa que se precie de ser seria avalaría.

Este fenómeno se da entre todos los partidos, coaliciones y tanto a nivel federal como en elecciones locales.

En la mayoría de estos ejercicios armados a modo del candidato interesado en aparecer como el preferido, las redes sociales juegan un papel protagónico, principalmente por su poco o nulo grado de verificabilidad.

Y la pregunta es, ¿por qué ese afán de lanzar al aire cifras que a todas luces son falsas?

¿Hay todavía un electorado que se crea esas cifras o que no las ponga en duda o que no sea capaz de verificarlas?

Es verdad que el voto duro no entiende razones y será leal a la filiación política de toda su vida.

Aún así, en esa pelea por controlar el erario y llevarse una tajada de él, porque eso denotan quienes aspiran a ser Gobierno, aunque usen el discurso del bien social y la preocupación por ese ser solo tangible en época electoral llamado pueblo.

Si embargo llama la atención cómo desde las campañas ya se esfuerzan por engañar a los electores con falsas encuestas y cifras inventadas.

Esta euforia futbolera, y más ahora que la selección mexicana hizo lo impensable, dará para que en la recta final del proceso electoral veamos más engañifas de todo tipo con tal de vivir del presupuesto.

Hay que vivir la pasión del deporte, pero hay que vigilar que los políticos no metan goles de espaldas al árbitro.