"Huir de las comodidades"

La comodidad y los pañales de seda no son los mejores consejeros para forjar una intensa y significativa vida. Las dificultades y la adversidad son los mejores maestros para crecer y progresar en humanidad. Por el contrario, la vida resuelta obstaculiza la solución del más mínimo problema o anomalía.

Es cierto que atrae y seduce una vida tranquila y exenta de preocupaciones, pero no es la senda adecuada para transitar hacia una existencia armónica y plena de significado. Para conquistar glorias insustanciales y efímeras no se requiere esfuerzo ni escalar cumbres escarpadas.

El camino angosto y difícil no es el que más se antoja, pero es el único que templa el espíritu y conduce al paraíso de la felicidad y satisfacción. La vida más descansada –dijo Fray Luis de León- es la del que huye del mundanal ruido.

El filósofo Federico Nietzsche, en Humano, demasiado humano, transmitió el siguiente consejo: “Hijo mío, vive de modo que no tengas que avergonzarte de ti mismo; habla de modo que todos hayan de reconocer que se puede fiar en ti; y no olvides que dar gusto también da gusto. Aprende a tiempo que el hambre sazona los alimentos y huye de las comodidades, pues hacen insípida la vida. Algún día tienes que hacer algo grande: para ello debes primero ‘convertirte’ en algo grande”.

El escritor español, Miguel Silvestre, quien recorrió el mundo en motocicleta y ha visitado más de 100 países, expresó: “Quiero empobrecerme para enriquecerme, quiero huir de las comodidades para vivir. Sólo pretendo eso. Vivir. Vivir y que me quieran como soy... Odio conducir en arena demasiado blanda. Mi moto es demasiado pesada. Todo arenal se acaba tarde que temprano, pero la muerte es eterna”.

¿Huyo de las comodidades? ¿Templo mi espíritu en la adversidad?