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"Opinión"

"Jamelgos"

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11/09/2017

    Roberto Blancarte

    roberto.blancarte@milenio.com  

     

     

    ¿La caballada está flaca? Jamelgo: del latín famelicus, es decir hambriento. Se refiere así el Diccionario de la lengua española, al “caballo flaco y desgarbado, por hambriento”. 

    Así parecen estar la mayoría de los posibles contendientes por la silla presidencial; jamelgos que andan trotando, hambrientos, pero no sabemos de qué. La mayoría dice que quiere ayudar a México; alguno afirman que lo quieren salvar; otros hablan de sus instituciones y no falta quien piense que vamos por buen camino y que hay que seguir así.

     

     

    La pregunta es cómo convertir a estos jamelgos en caballos de carrera, briosos y atractivos para los apostadores. Queda tiempo para alimentarlos, entrenarlos y dejarlos listos para la carrera. En todo caso, es falso que el final esté sentenciado.

     

     

    Hay esencialmente tres escuderías: el PRI, Morena y el Frente. Nadie dice que todos se pondrán de acuerdo en la selección de sus caballos, pero el interés terminará por dictar los acuerdos. En los establos del PRI mucha gente dice que las señales apuntan a Meade, aunque ese caballo nunca ha competido en carrera abierta. Hay otro, todavía más bisoño, que rima con Nuño. Finalmente está Narro, quien tiene toda la experiencia y que, por su alejamiento de las causas neoliberales, rompería con todos los moldes recientemente hechos.

    Por el lado de Morena, el dueño de la cuadra es el caballo mismo, así que López Obrador será el candidato. Pero eso no lo hace más fuerte en la campaña. Por el contrario, así como se ha beneficiado de la imagen pública, será el objeto de todos los ataques imaginables. El problema es que en anteriores ocasiones ha demostrado que es un caballo que suele tropezarse con sus propias patas y quedarse atrás en la recta final.

     

     

    Quedan entonces los caballos del Frente. 

    Por el PAN vienen tres: una yegua que ya comió en los Pinos (Margarita Zavala) y que por lo mismo genera desconfianza; un ex Gobernador de Puebla (Moreno Valle) al que no se le ve potencial verdadero y quien dirige el establo (Ricardo Anaya), que es tan brioso como resuelto.

     

     

    En el PRD están Mancera (de afuera), Aureoles (de adentro) y los independientes que se animen. La clave en este frente estará en la capacidad de seleccionar al mejor candidato y en la magnanimidad de todos para aceptarlo. Ya veremos cuál de estos jamelgos tiene madera para convertirse en un verdadero caballo de batalla. La primera regla es que quieran superar su hambre.

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