"Jesús, ¿el peor de todos?"

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A Jesús Estrada Ferreiro, Alcalde de Culiacán, no le ha ido nada bien; y particularmente en estas últimas semanas le ha llovido sobre mojado. Primero, por las críticas que recibieron sus pasos peatonales a nivel de banqueta y luego el retiro por parte del Gobierno del Estado, ya que muchos no comprendieron su utilidad ante un nulo proceso de socialización. Segundo, por su torpe trato a la prensa, que ha ocasionado una crisis en la relación con los comunicadores. Y, en tercer lugar, y mucho más grave, las deficiencias en la prestación de servicios públicos y la falta de medidas de prevención ante contingencias, cuyas omisiones se han acumulado con los años, en esta ocasión cobraron como víctima fatal la vida de una jovencita.

Algunos argumentan que Estrada carece de legitimidad, y que no debería de estar ahí pues su elección como alcalde fue resultado del llamado “tsunami” del voto masivo por AMLO. Quienes abogan por descalificar su derecho a ocupar el cargo parecen olvidar que más de cien mil culiacanenses marcaron su nombre en la boleta (poco más de la mitad del total de votos); lo conocieran o no, el electorado lo eligió.

Otra parte de la crítica lo llama “el peor alcalde que ha tenido Culiacán” y piden su renuncia. Aunque aún no presenta su primer informe de gobierno, sus críticos ya pronosticaron un desastre en los resultados y lo comparan con sus antecesores, quienes dejaron deudas millonarias, finanzas cuestionadas y obras inconclusas.

Por mi parte, pongo en duda que la supuesta (y poco probable) renuncia de Estrada sea el escenario ideal para el municipio. En los últimos diez años Culiacán ha tenido diez presidentes municipales, lo que ha traído problemas de continuidad y la carencia de un proyecto de ciudad. Algunos de estos presidentes tenían un buen oficio político, y los de mayor colmillo (o quizás mejores alianzas) supieron trabajar con la prensa, organizar vistosos simulacros de participación ciudadana, acercar y apapachar a activistas aliados, y garantizar la permanencia de sus hombres clave en puestos públicos relacionados con las obras, planeación urbana y servicios públicos.

El municipio, y la ciudad, no sólo es dirigida por el alcalde en turno. Ya en pasadas columnas hablé sobre el Régimen Urbano en Culiacán, uno que considero es del tipo conservador. Así, el estado en el que se encuentra la ciudad y sus problemáticas añejas no son sólo resultado de los once meses de servicios públicos deficientes bajo la dirección de Jesús (este Jesús).

Parte de la desarticulada izquierda morenista en el municipio se suma a los detractores del alcalde, y aunque quizás les gustaría que presentara su renuncia, parece que no les queda más que aprender de los errores y trabajar un proyecto fuerte hacia el 2021. Saben que necesitarán una propuesta que pueda competir en un escenario que no pinta tan propicio, y ahora sin AMLO en la boleta. Pero, nada está escrito; no olvidemos que el 2016 Sergio Torres terminaba su pésimo desempeño al frente de la alcaldía, y aun así ganó de nuevo el PRI...
¿Quién dice que Morena no podría repetir?