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"Observatorio"

"Juicio al 'Chapo' y caso Javier Valdez. Esperar de EU la verdad aquí negada"

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OBSERVATORIO

    Para bien de la libertad de expresión en México, pero particularmente para hacerle justicia al periodismo sinaloense y a la familia de la víctima, falta un momento clave en el juicio que corre en Estados Unidos contra el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera. Se trata del testimonio de Dámaso López Núñez, señalado como presunto autor intelectual de la muerte de Javier Valdez Cárdenas.
     
    Es la punta de la madeja de un crimen que el Estado mexicano se resiste a esclarecer a cabalidad. El martes se cumplieron 20 meses de ese golpe asestado en el alma del periodismo nacional y el proceso judicial contra quien o los que dieron la orden de asesinar a Javier Valdez corre a paso de impunidad.
     
    Paradójicamente, tras el desinterés que exhibe la justicia en nuestro país, el futuro del caso dependerá de lo que diga o calle Dámaso López ante el juez Brian Cogan en la Corte Federal del Distrito de Brooklyn. Poco o mucho se podría restablecer la fe en la ley, según los alegatos que vengan de ese tribunal de Nueva York en el cual han surgido revelaciones que tal vez ya no son materia de asombro, pero sí de indignación.
     
    Es importante acotar a tiempo que hay pocas esperanzas de que el juicio contra “El Chapo” arroje luz sobre las motivaciones profundas que dieron pie a la inmolación de Javier Valdez. Ayer mismo el juez procedió a desestimar la acusación de que Enrique Peña Nieto recibió 100 millones de dólares de parte de Guzmán Loera, nomás porque Cogan consideró irrelevante el dato en el curso del proceso penal.
     
    Sin embargo, se ha dado una sucesión de acontecimientos impredecibles que tienen que ver con Sinaloa. Primero, el sesgo inesperado en el testimonio de Vicente Zambada Niebla al declarar que es su padre, Ismael Zambada García, el jefe del Cártel de Sinaloa y la implicación que le hizo a Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, quien fuera director de la Policía Ministerial en los gobiernos de Juan Millán Lizárraga y Mario López Valdez, señalando a “Chuy Toño” de  brindar protección y servir de informante al “Mayo”.
     
    Si no se lo requieren la fiscalía estadunidense ni la defensa del “Chapo” Guzmán, es posible que Dámaso López Núñez, desde su circunstancia de posible operador de la muerte de Valdez, evada el tema, a no ser que quiera exponer una hipótesis criminal diferente a la que ha sostenido en México la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión.
     
    Otra posibilidad es que el abogado del “Chapo”, Jeffrey Lichtman, pretenda desligitimar a López Núñez como declarante contra su defendido y posea pruebas que incriminan al  “Licenciado” con el asesinato del periodista sinaloense o, a la inversa, que la parte que lo presenta de testigo aporte elementos que echen abajo la culpabilidad de Dámaso en el ataque contra la libertad de expresión.
     
    De cualquier forma, suceda lo que suceda, saldrá a flote la pasividad de la justicia mexicana que al parecer fue alentada por el gobierno de Enrique Peña Nieto para que el olvido hiciera su parte sobre la afrenta que significó para la sociedad aquel 15 de mayo de 2017, cuando criminales con todas las ventajas posibles le quitaron la vida a quien solo blandió el periodismo como arma de la sociedad.
     
    En la oscuridad que llegó después del crimen cualquier brillo de luciérnaga se convierte en potente luz de esperanza. ¿Quién ordenó el homicidio de Javier Valdez? ¿Por qué motivos lo asesinaron? ¿La carpeta de investigación integrada por la FEADLE resulta fidedigna o fue ardid para ganar tiempo ante la presión nacional e internacional? ¿Hubo negligencias o encubrimientos por parte del gobierno de Peña Nieto?
     
    Aquí estamos, ahora, volteando hacia la Corte de Brooklyn en el último reducto de fe en que la justicia, venga de donde venga, llegará algún día.
     
    Reverso
    Si Javier saltó fronteras,
    Con las alas de noticias,
    Han de regresar albricias,
    Con reseñas justicieras.
     
    Balas de salva 
    Más de dichos que de pruebas en mano, las comparecencias ante el Congreso de Osbaldo López Angulo y Carlos Gandarilla García, secretarios de Obras Públicas y Desarrollo Sustentable, se tradujeron en señalamientos del grupo parlamentario del Movimiento Regeneración Nacional que, de estar sustentados, tendrían que derivar en denuncias formales. Todo indica que se mostró ayer el estilo de mucho ruido y pocas nueces que caracterizará a las 17 comparecencias restantes.
     

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