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"Opinión"

"La bola de nieve que viene"

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04/04/2020

    Cuauhtémoc Celaya Corella

    celayacorella@hotmail.com

    Contra su voluntad y acorralado por las circunstancias, Inge, el Presidente por fin dejó en otra voz el seguimiento de la emergencia que por el problema del coronavirus, se ha presentado en el país. Que sean los científicos, técnicos y conocedores los que nos guíen para superar esto. Hasta que cedió y se dio cuenta de que no es su ramo. Sus rebeldías sobre las disposiciones van cediendo.

    Estamos en Fase 2 y en una emergencia sanitaria. Por sus efectos, se está formando una gran bola de nieve que, si no se visualiza desde ya, hará trizas la economía nacional, y no es catastrofismo, Inge, es lo que predicen los que saben.

    Para empezar, el mismo sector Salud ya acusa desabasto en algunos de sus insumos básicos para protección para el personal de primera línea, médicos, enfermeras y demás, y no se da la orden para ganarle tiempo al incremento diario de contagiados.

    Las disposiciones leídas por el Canciller el lunes por la noche, nos obliga a la población civil a sujetarnos a ellas para apoyar que no se incremente la enfermedad y se colapse el sistema de salud. Todavía quedan personas renuentes al cambio radical de conducta, Inge, pero tendrán que comprender que es por el bien de todos.

    Ya no importa si el Presidente sigue neceando, si el virus es conservador o populista, si continuará sembrándose el miedo o la polarización entre unos y otros, el caso es que estamos frente a un problema.

    Lo que extraña son las pocas manifestaciones y llamados a apoyar las medidas solicitadas. Los partidos callaron, los gremios, las universidades, el sector social y civil también callan. Eso denota la poca influencia de liderazgo de la 4T.

    Creo que en esto, el mandatario tuvo culpa. Mientras se fijaba una postura en la conferencia de la tarde, él hacia lo contrario en la mañanera. Su conducta era un mensaje al no pasa nada, abrácense y bésense, por tanto con ese ejemplo, la gente no creyó en la seriedad del caso.

    Le puso fecha, el domingo 19 para terminar “el quédate en casa” y hasta humilló al Dr. López Gatell. Sólo le faltó decir si por la mañana o por la tarde. Pero cuando se dio cuenta de que no se puede grillar al coronavirus, echó reversa y aceptó que sobre eso, él no sabe nada.

    Pero la bola de nieve que se formará es en el tema económico. Y ninguno del gobierno se atreve a decir qué propuestas habrá para detener los efectos. Hoy, éste domingo, dará a conocer Presidencia un plan para la recuperación de la economía. Otra vez el show del Presidente. ¿Por qué al igual que en la emergencia sanitaria, donde aceptó que son los expertos los indicados para conducir la batalla, por qué en lo económico no hace lo mismo?, que sean los conocedores y quienes crean y sostienen la economía, los que propongan el programa de la recuperación económica. Lo cierto es que, si dijo que los políticos no saben de epidemias, hay que decirle que tampoco saben de economía.

    No intuyo qué podrá anunciar hoy domingo, Inge, ojalá sean medidas prácticas, ajenas al burocratismo y al “cuatismo”. Si por medio del SAT saben quiénes son los micro y las pymes, que sigan ese sendero y pongan a su alcance recursos y fechas para cumplir compromisos y así, habilitarlos para que durante la emergencia, no se cierren fuentes de empleo, y cuando pase, sea menos difícil la recuperación.

    En El Salvador, su Presidente, con una visión moderna dispuso un plazo de 120 días para diferir todo compromiso de pago, y plantea que lo diferido se amortice hasta en dos años.

    Se viene una recesión económica fuerte, y el gobierno no tiene alcances para un plan económico de contingencia. Lo vemos ya, cuando la Coparmex solicita pago de los impuestos anuales en mensualidades, el SAT envía un documento en donde pide solidaridad, señalando que no habrá prórroga en el pago de impuestos.

    En el corto plazo no habrá crecimiento, lo que quiere decir que no habrá nuevos empleos, lo que generará colisiones económicas, por más que los sectores productivos tengan disposición para invertir. Ahí es donde el Presidente tendría que ponerse adelante para propiciar que el “pueblo” obtenga recursos para su desarrollo y subsistencia. Pero está peleado con la inversión privada, le caen mal los empresarios.

    El botón de muestra lo dio en Mexicali, cancelando una mega inversión, con lo que envió un mensaje negativo a los inversionistas, que puede destruir cualquier proyecto productivo con una encuesta arreglada, y arremetió con una inversión en energía eólica, porque los ventiladores afean el paisaje, y son productos de corruptelas.

    ¿Acaso el Tren Maya y la refinerías Dos Bocas embellecerán el paisaje del sureste?
    Es de esperarse que no sean petardos propagandísticos los que se lean hoy en el plan de recuperación económica que se anunciará desde la casa que habita el Presidente. Porque de serlo, la recesión desde ya, se habrá tragado a la 4T.

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