Editorial
A menos de 15 días del momento culminante del proceso electoral que renovará la Presidencia del País, varias gubernaturas, el Congreso de la Unión y varios congresos estatales, los mexicanos parecen inmunes a las campañas.
No hay discurso, propuesta o promesa que cambie los resultados de las encuestas, no hay candidato capaz de remontar los números que mostraban las cuentas un año antes del proceso electoral.
Tal parece que el proceso electoral sólo ratificará lo que se sabe desde meses o años atrás, que los mexicanos están hartos de las propuestas políticas de los gobernantes de las últimas décadas.
Preocupan muchas cosas, ilusionan otras, pero lo que debemos tener claro es que cualquier decisión que se tome, o cualquiera que sea el resultado después del 1 de julio, seguiremos siendo los mexicanos los únicos capaces de cambiar nuestro destino como País.
Nadie debe de esperar que nuestros problemas se resolverán de manera automática ni por buena voluntad, debemos exigir leyes y reglamentos que los sustenten, e instituciones que respalden cualquier decisión.
Los cuatro candidatos a la Presidencia mantienen un discurso de combate a la corrupción, la “madre” de todos los males, sin embargo, ninguno ha explicado con suficiencia cómo lucharán contra ese flagelo.
La historia nos enseña que los países que han iniciado una lucha de esta naturaleza han encontrado una fuerte resistencia de los grupos políticos que la han practicado y perfeccionado.
La única forma de conseguirlo es con fiscales con “dientes” en forma de leyes y respaldo ciudadano, ningún virus es desalojado sin que ofrezca resistencia, así que nadie espere que los corruptos se elejen del poder con una sonrisa.
Discutir sobre el problema de la corrupción es algo que nos deja este proceso electoral, pero la verdadera lucha contra este mal apenas comienza.!”.
Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.
