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"Opinión"

"La responsabilidad de elegir"

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21/09/2018

    Joel Díaz Fonseca

    El acto de elegir es una toma de posición. Es, señalan los diccionarios, “escoger o preferir a alguien o algo para un fin, y, también, “nombrar a alguien por elección para un cargo o dignidad”.
     
    Se trata, pues, de una decisión, y solo hay elecciones de dos clases: buenas o malas; acertadas o erróneas; sinceras o fingidas.
     
    Se puede elegir una de entre muchas opciones o, como propuso Thomas Hobson, un inglés de mediados del Siglo 15, elegir o rechazar una sola opción: lo tomas o lo dejas.  Pero en la vida se nos presentan elecciones verdaderamente difíciles, esas que nadie quisiera tener enfrente.
     
    Está, por ejemplo, la “decisión de Sofía”, terrible sin duda. Si bien se trata de un personaje de la novela de William Styron, es innegable que en Auschwitz, durante el genocidio étnico, político y religioso conocido como el Holocausto, hubo muchos casos como el descrito en la mencionada novela.
     
    Como Sofía, el personaje principal, muchos padres judíos tuvieron que elegir de entre sus hijos a cuál salvar y a cuál ver que se lo llevaran a las cámaras de exterminio.
     
    Toda elección es difícil, y muchas veces el resultado de nuestras decisiones no es el esperado, aunque las hayamos tomado a conciencia.
     
    En el evangelio del martes de la semana anterior, Lucas refiere que Jesús pasó toda la noche en oración, pues la mañana siguiente tendría que tomar una muy importante decisión: elegir a quienes serían sus 12 apóstoles.
     
    “Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a 12 de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo y Tomás, Santiago, el hijo de Alfeo; y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago; y Judas Iscariote, que fue el traidor”.
     
    ¿Fue un error de Jesús elegir como uno de sus apóstoles a Judas Iscariote (al que el evangelista señala como el traidor)?, por supuesto que no. De hecho Judas trabajó codo a codo con Jesús y los otros 11 apóstoles, y fue ya al final, después de la última cena, cuando decidió entregarlo, incluso Jesús lo alentó a decidirse: “Lo que has de hacer, hazlo pronto”.
     
    Judas no entendió la misión de Jesús, no le satisfizo su afirmación de que su reino no era de este mundo. Quizá esperaba que luchara activamente contra la esclavitud de Roma, por eso lo entregó.
     
    No se trata, sin embargo, de una mala elección de Jesús. Él vio en Judas las cualidades para ser un apóstol, pero fue este quien no entendió la misión del Maestro y optó por traicionarlo.
     
    En la vida a cada paso tenemos que hacer una elección. A veces es tan banal y tan simple como optar entre comer algo que nos gusta mucho pero que es muy malo para nuestra salud, o comer algo nutritivo y sano que sabe a rayos.
     
    Pero hay muchas otras decisiones que requieren de nosotros una meditación previa y profunda, como cuando llega el momento de decidir qué carrera estudiar, o el momento de elegir pareja para que comparta nuestra vida.
     
    Y hay aún tomas de decisiones que ocupan de toda nuestra fuerza de voluntad, cuando la vida pone a prueba la solidez de nuestros principios y nuestros valores: Ser la solución de un problema o ser parte del mismo. Comprometerse implica tomar decisiones, correr riesgos.
     
    Estamos a poco más de un mes para que se dé el relevo en el Gobierno de la República y en los gobiernos municipales en Sinaloa. Tanto el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, como los alcaldes electos están terminando de armar sus respectivos equipos de trabajo.
     
    La elección de quienes formarán parte de sus gabinetes no puede hacerse a la ligera, se ocupa a los mejores hombres en cada puesto.
     
    El estado desastroso en que encuentran al País, en el caso de la Presidencia de la República, como en los 18 municipios sinaloenses, requiere de hombres capaces, honestos y comprometidos a trabajar sin descanso en el cumplimiento de sus responsabilidades.
     
    No son agencias de colocaciones para premiar a amigos y compadres. Se debe elegir a los mejores, no se vale que, como en el caso de Sinaloa, se esté “renunciando” a funcionarios que sí están funcionando, para poner a amigos o hijos de los amigos en cargos para los que no tienen la preparación ni las aptitudes.
     
    La elección de colaboradores requiere de absoluta responsabilidad, no solo de quien elige, sino de quienes son elegidos, que deben tener la honestidad de rechazar la designación si no se sienten capaces de desempeñar el cargo ofrecido.
     

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