"La sabiduría de las hojas"

Una de las más grandes virtudes es saber desprenderse, no aferrarse desesperadamente a ningún ser o cosa. En la medida en que uno se desprende crece y se fortalece. El desprendimiento significa madurez, porque la persona se muestra dispuesta a abandonar cualquier andamio que no le permita sostenerse por sí misma. A la vez, el desprendimiento remite a una nueva etapa, porque significa abandonar miedos y abrir espacio a la esperanza.

 

El filósofo español José María Toro, en su libro La sabiduría de vivir, dedicó un capítulo a reflexionar sobre esta importante virtud. “Las hojas no caen, se sueltan”, fue el título que escogió.

 

“Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja... Cada hoja que se suelta es una invitación a mi predisposición al desprendimiento. Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y de profunda sabiduría”.

 

Cuando una hoja cae parece que interpreta la danza de la muerte, pero es exactamente a la inversa, su caída sirve para prolongar el futuro y abrirse al círculo de la vida.

 

“La hoja que no se aferra a la rama y que se lanza al latido del aire sabe del latido de una vida que está siempre en movimiento, en actitud de renovación. Y comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja”, añadió.

 

“La coreografía de las hojas soltándose y abandonándose a la sinfonía del viento traza un indecible canto de libertad y supone una interpelación constante para todos y cada uno de los árboles humanos que somos nosotros... “Con este gesto, la hoja realiza su más impresionante movimiento de creatividad, porque con él está gestando el irrumpir de una próxima primavera”.

 

¿Cultivo el desprendimiento?

 

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@rodolfodiazf