El mundo es un escenario de mil contradicciones. Hay noticias buenas y positivas, como hay otras malas y catastróficas. Si nos preguntamos cuáles atraen y venden más, la respuesta es sencilla: las noticias malas son un gran imán. En efecto, es más espectacular y sonoro el estruendo del mal, que el que produce el bien.
En textos de periodismo es común leer que una buena noticia es, en verdad, una mala noticia. En efecto, vende más y tiene mayor impacto la noticia escandalosa, porque genera más horror y miedo.
En un estudio que se realizó hace algunos años en una empresa para determinar su ADN, se descubrió con cierto estupor que lo que estaba en sus orígenes no era el amor o lo positivo, sino el miedo y lo negativo.
Entonces, estaría equivocado Jesús cuando dijo que era portador de buenas noticias, que es lo que significa la palabra evangelio. Definitivamente que no, lo que sucede es que el amor no lo hemos vuelto una noticia resonante, mientras que el odio, la venganza, el egoísmo, la avaricia y la soberbia son platillos de lujo para este mundo ensimismado.
Roberto Benigni, actor y director de la película “La vida es bella”, mostró que pese a todo el malestar que existe en el mundo es posible tomar las cosas con un sano sentido del humor, no para enmascarar la realidad sino para enfrentarla con espíritu positivo.
En el campo de concentración, un prisionero judío le hace creer a su hijo que todo lo que se vive ahí es un divertido juego, que quien logre acumular más puntos y resulte vencedor se llevará por premio un tanque de verdad. De esta manera, logró salvar la vida de su mujer e hijo.
¿Hago que la vida sea bella?
rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf
Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.
