"La vida microscópica"

Anton van Leeuwenhoek fue un comerciante holandés que alcanzó la celebridad al descubrir la vida microscópica a fines del Siglo 17. En efecto, ayudado por microscopios caseros observó bacterias, espermatozoides, glóbulos rojos y un sinfín de pequeños seres minúsculos que echaron por tierra la teoría de la generación espontánea.

 

El telescopio, en cambio, había sido inventado a fines del Siglo 16. Sin embargo, fue Galileo Galilei quien en 1609 diseñó el primer telescopio astronómico registrado, con el que pudo observar objetos lejanos, varios planetas, satélites y estrellas.

 

Traemos a colación estos descubrimientos para hacer una pequeña reflexión. Los seres humanos nos servimos mucho de una mirada telescópica para proyectar metas y propósitos, para acariciar sueños y deseos lejanos, para ver a largo plazo lo que anhelamos construir y consolidar, lo cual es lícito y encomiable.

 

Sin embargo, por proyectar nuestro futuro, muchas veces descuidamos las oportunidades del presente y la alegría de la vida cotidiana. Usamos lentes macroscópicos para atrapar el mañana, cuando no nos percatamos del mundo microscópico que hoy nos rodea y constituye nuestro entorno vital. Descuidamos la relación familiar, regateamos un abrazo, negamos un saludo, omitimos un cumplido, no ayudamos al afligido o necesitado y nos lamentamos del árido presente. Con pequeños detalles podemos cambiar el ánimo y destino de quien se encuentra postrado, deprimido o desalentado. Si no edificamos hoy, no podemos esperar un mañana diferente.

 

Orison Swett Marden, en La alegría de vivir, escribió: “¿Por qué os parece ahora árido desierto el mismo paraje que, mirado con el telescopio del porvenir, os parecía paraíso?.. ¿Cómo imaginas que has de realizar mañana admirables cosas cuando tan vulgar y falto de oportunidades te parece el día de hoy?”

 

¿Descuido los detalles y la atención a las pequeñas cosas? ¿Desatiendo mi vida microscópica?

 

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@rodolfodiazf