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"Kratos"

"Laboratorio Social de la Educación (nota desde la absurda realidad)"

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20/10/2019

    Juan Alfonso Mejía López

    juanalfonsomejia@hotmail.com
    Twitter: @juanalfonsoML

     

    Hace poco más de un año recibí una propuesta poco convencional, lo que lo hacía sumamente atractiva. Me invitaban a formar parte de un grupo destinado a discutir sobre la problemática de la Educación Básica en México. Solicitaban comprometerme con una serie de fechas en las que viajaría a la ciudad de Puebla por espacio de un año durante todo el fin de semana para encontrarme con otros ciudadanos involucrados en la educación, con trayectorias y perspectivas diferentes. Hasta aquí la invitación parece normal; halagadora y generosa respecto a mi persona, pero rutinaria.

    Lo interesante vino con el método. Adam Kahane, autor del libro “Colaborando con el enemigo”, sería el responsable de guiarnos en este ejercicio; Kahane participó en el proceso de pacificación en Sudáfrica, al igual que durante las negociaciones entre el gobierno de la República y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En pocas palabras, para este ciudadano canadiense el fondo de la problemática de la educación básica en México no estaba tan alejada de lo sucedido en el Apartheid de Mandela y la guerrilla del vecino país de Sudamérica.

    Lo mejor vino después, con la integración de las personas y personalidades convocadas. Ahí estaba Esteban Moctezuma, en ese momento todavía futuro Secretario de Educación; Víctor Zavala e Irán Santiago, líder de la Sección XVIII de Michoacán y Diputado Federal de la CNTE por Oaxaca, ambos miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); lo mismo que David Calderón y Jennifer O’Donoghue, de Mexicanos Primero; Silvia Luna, uno de los principales liderazgos desde hace años del Sindicato Nacional del Trabajadores de la Educación (SNTE); Eufrosina Cruz, primera mujer indígena presidenta del Congreso de Oaxaca; Amaranta Gómez, antropóloga social, muxetransgénero, promotora de la identidad cultural indígena; Francisco del Valle, uno de los tres hermanos dueños del grupo KALUZ, de las 30 empresas más fuertes del país; Enrique Cetina, Supervisor de Educación Indígena en Yucatán; Gabriel Cámara y Carlos Mancera, dos de los especialistas de mayor reconocimiento en el sector educativo, tanto en la parte académica como gubernamental, respectivamente; Patricia Vázquez, hasta entonces Consejera del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); Eduardo Corral, otrora secretario ejecutivo de las Dimensiones de Pastoral Educativa y de Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM); Carlos Cruz, pandillero por la paz, entre otros.

    En esta multiplicidad de actores, nos encontramos dos Secretarios de Educación, el de Jalisco y Sinaloa; mi pertenencia al equipo del Gobernador Quirino Ordaz Coppel no dudo fue uno de los factores que llamó más la atención de los organizadores.

    Los instigadores detrás de este “experimento” fueron “México Posibles” y “Reos Partners”, de la mano del “Aspen Institute”; todos interesados en generar “otra conversación”, a partir de la creación de espacios de encuentro en un país que habla poco desde el crisol de su realidad diversa (somos muchos México’s). La particularidad, la pluralidad, la complejidad nos acerca, porque sólo desde la diferencia creas comunidad; gracias a esta posibilidad de encuentro generamos nuevos lazos de confianza con “el otro”. Un ejercicio atrevido, osado pero cada vez más necesario; éste es el México de las alianzas, del que muchos nos sentimos “parte”.

    Los resultados del laboratorio pueden ser consultados en la página “mexicosposibles.mx“; se trata de nueve proyectos, todos ellos construidos desde la necesidad imperiosa de anteponer el interés primario de las niñas y los niños, por encima de cualquier otro interés.

    Retengo muchos aprendizajes de esta experiencia, por lo que estoy sumamente agradecido con mis compañeros, pero la coyuntura en días pasados en Culiacán me llevó a recordar una preocupación compartida en esos espacios.

    Nuestro sistema educativo debe medir su efectividad por su capacidad de combatir otros subsistemas, como el de la violencia, el de la pobreza y la desigualdad. Hoy no es el caso, por diversas razones, entre otras porque carece de continuidad en las políticas públicas que implementa.

    Colombia combatió la alta criminalidad que la azotaba con dos antídotos: alto a la impunidad y educación. Medellín, cuna de uno de los carteles más importantes del crimen organizado, pasó de tener 221 asesinatos en promedio por cada cien mil habitantes, a sólo 21. Lo logró en un espacio de 10 a 15 años, varios alcaldes y unos cuantos gobernadores.

    La evidencia nos dice que las oportunidades que la educación deja de ofrecerle a los jóvenes, se las ofrecerá “alguien más”. Por eso no puedo sentir más que dolor cuando veo a un joven agarrando un arma, sin importar de donde provenga. Necesitamos insistir en escuelas que curen el dolor y combatan la ignorancia.

    El gasto es el principal instrumento con el que cuenta el Estado para la implementación de la política pública; el uso (o no) de los recursos públicos habla del compromiso (o no) del Estado con su obligación de garantizar el derecho a la educación.

    Todavía estamos a tiempo para contar con un presupuesto que tome en cuenta la realidad de los pasados días. La cobertura no es el camino, si lo único con lo que cuenta es con una lógica asistencialista; no son “las becas” las que producirán un efecto positivo para nuestra sociedad si se abandona la calidad de otros programas.

    Aprovechemos esta lamentable coyuntura en Culiacán para que los Diputados de la fracción mayoritaria de Morena en el Congreso de la Unión reconsideren programas que han probado ser efectivos.

    De aprobarse el presupuesto tal y como viene al día de hoy, se estaría condenando programas como el de la Escuela de Tiempo Completo (PETC), con una reducción de 50 por ciento, lo que cancela la viabilidad del mismo (sin alimentación ni pago de maestros para el horario extendido); Telebachillerato, con presupuesto CERO (tan afortunado en zonas de alta marginación, con ventajas sobre todo para mujeres); nuestras universidades y tecnológicos, ignoradas por privilegiar la creación de más universidades; la formación docente, abandonada a su suerte con un presupuesto de 159 pesos anuales por maestro - defender las condiciones de nuestros docentes es la mejor forma de garantizar el derecho a la educación de los niños-; los docentes necesitan de una RED de apoyo, y esos son los Asesores Técnicos Pedagógicos (ATP’s), ¡¿por qué argumentar presupuestalmente para desaparecerlos?!; o como la Primera Infancia, misma que cuenta con el marco jurídico necesario, pero sin los recursos para ponerla en marcha.

    Coyunturas como las de ayer nos deben alentar a construir políticas públicas que combatan el fondo del problema y no sólo contribuyan a maquillarlo.
    Que así sea.

    PD. Sinaloa es grande por su gente, y lo está demostrando nuevamente. Lamento profundamente los hechos de estos días, la angustia por la que atravesaron tantas familias; reconozco el valor del gobierno federal por reconocer su error en el operativo; considero al Ejército como una institución que merece nuestro aprecio y respeto; hoy los sinaloenses y los “culichis” están de pie, tomados de la mano, solidarios los unos con los otros por defender lo que es nuestro, dispuestos a recuperar el camino que ya se había ganado con el Gobernador Quirino Ordaz, porque nunca nos verán derrotados; por eso somos #PuroSinaloa.

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