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"Editorial"

"Las debilidades"

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24/05/2018

    Editorial

    ¿Hasta dónde tienen que llegar los ciudadanos para garantizarse una mayor y mejor seguridad? ¿Hasta dónde tiene que llegar la población para que los agravios en su contra lleguen a ser castigados? ¿Qué más se necesita para que el reclamo de un entorno seguro finalmente sea atendido?
     
    La impunidad y la corrupción son dos de los lastres que han limitado que en el País funcione un verdadero sistema de justicia. Desde la prevención de la violencia hasta el de los delitos al patrimonio siguen siendo desatendidos y su raíz se encuentra en las debilidades en el sistema de procuración de justicia.
     
    Corrupción, porque las autoridades y sus agentes han entendido mal la tarea que se les ha encomendado: en el actuar, pareciera que se buscan más las justificaciones de por qué no hacen las cosas como debieran hacerlas, que en trabajar cómo deben hacerlo.
     
    Impunidad, porque en esa cadena de tareas, la dilación en la toma de decisiones permite que el sistema de justicia camine lento y que al final, quienes cometen un delito, sigan haciéndolo porque hay una deficiencia sistémica que les garantiza seguir en la calle.
     
    Como en muchos lados, ocurre en Culiacán: vecinos de una colonia son víctimas de asaltantes, que se meten a sus casas, que les dañan el patrimonio, que se llevan sus pertenencias y que al final, siguen en la calle, actuando de manera recurrente.
     
    Los vecinos se organizan porque nadie más los vigila, instalan sistemas de vigilancia porque necesitan sentirse seguros, acechan a los ladrones porque nadie más lo está haciendo, logran detenerlos porque ya han estudiado sus estrategias, los entregan a los policías, porque saben que así es como deben actuar, la Policía se los lleva, porque creen que harán lo propio y luego, están libres, porque así funciona el sistema.
     
     

    Mientras el sistema de seguridad pública y el de justicia sean ineficientes, no tenga propósitos claros, no cuente con elementos plenamente capacitados y no asuma con seriedad su responsabilidad, situaciones como las que se presentan en Culiacán seguirán presentándose. Y eso, no le conviene a la sociedad de Sinaloa ni la de México.

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