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@rodolfodiazf
Los seres humanos no se comunican solamente con palabras, sabemos que existe también el lenguaje no verbal a través de gestos, risas, llanto, posturas, tacto, miradas o cualquier otra expresión corporal.
El acto comunicativo de la palabra se interpreta también desde diversos ángulos, entre los que se incluyen el tono de voz, la entonación y hasta el silencio.
El silencio es elemento fundamental e imprescindible en el lenguaje total, aunque muchas veces sea desdeñado como algo extraño e intrascendente, según afirmó Richard Rohr en su libro Compasión silenciosa.
“Quien viva en una cultura capitalista como la nuestra, en la que todo se reduce a competir, comparar y ganar, solamente puede ver el silencio como algo contrario a la buena lógica. ¿Cómo enseñar algo tan vacío, tan inocuo, tan generador de fracaso como el silencio?”, ironizó.
“El silencio no debe entenderse como una simple ausencia de sonido audible o de ruido. Cuando el vacío -o lo que pueda parecer un espacio vacío o ausencia de sonido- se convierte en su propia plenitud con su propia voz dulce, podemos experimentar lo que quiero decir por silencio”, añadió.
Recordó que San Francisco recomendó emplear palabras “bien escogidas y castas”, de tal manera que no se predicara si no se tenía nada que decir, o sólo por cumplir con ese deber.
Rohr lamentó que los actos y ritos eclesiales se centren preferentemente en técnicas externas litúrgicas, en las que se hace excesivo hincapié en rígidas normas (cómo deben plegar las manos los sacerdotes, qué palabras deben emplear o qué tipo de indumentaria llevar).
“Si conseguimos ver el silencio como el fundamento y origen de todas las palabras, entonces descubriremos que, al hablar, nuestras palabras están mejor escogidas y son más apacibles”, concluyó.
¿Forma el silencio parte de mi lenguaje total?
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