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"Observatorio"

"Llegó la hora de reformar a la UAS"

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OBSERVATORIO

    Las claves: Rocha, Cuén y Morena
     
     
    Hay dos momentos irreversibles de urgencia que tienen que ver con la Universidad Autónoma de Sinaloa. Uno es desvincularla tajante y efectivamente del Partido Sinaloense, otro es reformar el modo de designar a sus autoridades, acercándolo a la democratización verídica sin tocar los linderos de aquel pasado que la desquició para alejarla de su razón de ser.
     
    En el primer tiempo le corresponde a Héctor Melesio Cuén Ojeda probar que su partido, el PAS, maduró orgánicamente y que puede sobrevivir desprendido de la Universidad. De plantearlo y lograrlo así, a la casa de estudios se le quitaría el lastre partidista que está a punto de convertirse en el ariete de la intervención del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para forzar el cambio universitario.
     
    Lo otro es materia de competencia de la comunidad académica y del Congreso del Estado. Un nuevo estatuto interno a la UAS cuyo eje central no se empecine en devolverle el voto a los estudiantes sino en definir cómo y con quiénes lograr los blindajes resistentes a ambiciones de poder que existen dentro del campus o acechan desde afuera.
     
    Por supuesto que los trabajos para lograr ambas transformaciones ya han comenzado. La mayoritaria bancada del Movimiento Regeneración Nacional en la 63 Legislatura trae este punto en la agenda todavía no revelada para el primer año, al mismo tiempo que en las aulas de la UAS se gesta un movimiento motivado por la pérdida de espacios políticos que sufrió el PAS en la elección constitucional del primero de julio.
     
    ¿Cómo llevar a cabo ambos procesos? ¿Qué estrategia utilizar para que la reforma de la UAS no sea percibida como el cambio del botín de un grupo a otro? ¿Hacerla sin crisis o con crisis de gobernabilidad institucional? ¿Puede ser a partir de la acción estudiantil pura? ¿Involucrar o marginar a quienes hoy tienen el control de la casa rosalina? ¿Qué modelo de gobierno interno le conviene tener a la Universidad? ¿Cómo reaccionará la comunidad universitaria en esa coyuntura?
     
    En lo complejo de las respuestas es posible prever que para nadie será un día de campo la tarea a realizar. Los recientes acercamientos entre el Senador Rubén Rocha Moya y Cuén Ojeda alientan la conjetura de una transformación menos ríspida que la imaginada, sin embargo, la magnitud de la transformación que se plantea es impensable sin rupturas ni desgarramientos.
     
    La medición frontal de ambos núcleos de poder (Rocha con Morena, Andrés Manuel López Obrador y la resistencia universitaria a su favor; Cuén con el dominio que ejerce en la UAS y PAS y tal vez un guiño de fuerza de parte de Elba Esther Gordillo) asoma como escenario posible aunque no deseado. En contraparte, los proyectos políticos que encabezan por separado el Senador y el ex Rector, podrían ser amortiguadores del gran choque.
     
    También en los dos extremos del planteamiento de la transformación universitaria existe como último reducto la negociación. El estigma que pesa sobre Cuén del secuestro partidista de la UAS le estorba en los planes futuros de gobierno o cogobierno del PAS; a Rocha, quien afirma que no lo obsesiona la posibilidad de ser candidato a Gobernador en 2021, le es cuestión de credibilidad y convicción un nuevo orden que reponga lo académico sobre las ambiciones políticas en la institución de educación superior que dirigió de 1993 a 1997.
     
    Al final de cuentas es el Congreso de Sinaloa el órgano natural para definir cómo terminará la actual encrucijada que involucra a la UAS. Más específicamente a la bancada de Morena que resolverá según lo que decida López Obrador. En caso extremo, el Congreso de la Unión habrá de inmiscuirse y también lo avasalla el amloísmo.
     
    Lo único cierto, ahora, es que en el reloj de la UAS suena la hora para reformarla. Y que en sus recintos educativos o en los cuartos de guerra de los actores y factores implicados ha comenzado el diseño del plan ya sea para la reivindicación académica y social que Rocha Moya prometió en campaña, o para la defensa que harán los pertrechados en el campus, envueltos en la bandera de la autonomía. 
     
    Re-verso
    Para volver a la cumbre,
    Y alejarla de ideologías,
    A la UAS le urgen guías,
    Y faros de certidumbre.
     
    El dinero, otra señal
    El subsidio federal asignado a la UAS para el próximo año será un primer elemento que clarificará la relación del gobierno de López Obrador con el alma máter. No tanto por la suma que se le asigne sino por los candados que traerá en materia de fiscalización y transparencia. Además, no se olvide, entra al quite la Universidad Autónoma de Occidente para disputar una buena parte de esa bolsa millonaria destinada a educación superior en Sinaloa.
     

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