|
"Opinión"

"Lo que faltaba"

""
11/08/2017

    Joel Díaz Fonseca

    Rafael Márquez, el legendario futbolista mexicano que está a punto de igualar al “Cinco copas”, Antonio “La Tota” Carvajal, ha sido señalado por el Gobierno de Estados Unidos como miembro de una red de “lavado” de dinero.
     
    A la par, aunque sin ninguna relación con el futbolista, también Julión Álvarez, cantautor del género de banda, ha sido acusado de formar parte de una red de narcotráfico.
     
    No menosprecio al compositor e intérprete de música de banda, pero no tiene los méritos que tiene el varias veces capitán de la Selección Mexicana de futbol, con un historial impresionante en su paso por el futbol europeo y de la Unión Americana.
     
    Pocas veces surgen en nuestro país figuras de la talla de Rafa Márquez, aunque las hay. María del Rosario Espinoza o Javier “El Chicharito” Hernández, actualmente, y leyendas como Fernando Valenzuela, Hugo Sánchez o Jared Borgetti, por mencionar solo algunos.
     
    Los niños y los jóvenes eligen como sus ídolos a figuras destacadas en diversas actividades y disciplinas (no en la política, lamentablemente), sobresaliendo los deportistas, y para millones de ellos Rafa Márquez lo ha sido por más de una década.
     
    Por todo lo que representa y ha representado para la niñez y la juventud mexicanas, pero sobre todo porque el deporte es una de las pocas posibilidades de mantener a las nuevas generaciones lejos de las garras de los vicios y la delincuencia, duele saber que se le involucre con el crimen organizado.
     
    Márquez, como cualquier indiciado, merece el beneficio de la duda, pero está obligado a demostrar que está libre de toda sospecha. El miércoles mismo, al conocer el posicionamiento de la justicia estadounidense en su contra, se presentó de inmediato ante la PGR para rendir de manera voluntaria su declaración de descargo.
     
    Independientemente de que logre o no demostrar su inocencia, el hecho de que salga a dar la cara es algo que no se ve, por ejemplo, en el ámbito de la política y del servicio público, donde los indiciados, aún con maletas llenas de dinero mal habido, optan por volverse humo, confiados en que el tiempo y la mala memoria de los mexicanos lavarán su imagen.
     
    Saben los políticos, los líderes sindicales y partidistas, y los funcionarios públicos, que tienen a su favor la complicidad de las autoridades en turno, y que con expedientes acusatorios armados de manera muy débil por las autoridades ministeriales pueden evadir muy fácilmente a la justicia, por eso pervierten el servicio público sin ningún rubor.
     
    Gente como el líder petrolero Carlos Romero Deschamps; el “Niño Verde” Jorge Emilio González Martínez; el líder de los trabajadores mineros, Napoleón Gómez Urrutia; o el líder ferrocarrilero, Víctor Flores Morales, llevan décadas medrando impunemente del erario y las arcas sindicales, sin dar la cara ante las acusaciones penales y mediáticas en su contra.
     
    Del otro lado, ex gobernadores como Javier Duarte, de Veracruz; Rodrigo Medina, de Nuevo León; César Duarte, de Chihuahua; Roberto Borge, de Quintana Roo; Egidio Torres Cantú, de Tamaulipas; o Mario López Valdez, de Sinaloa, entre muchísimos más, optaron por poner “pies en polvorosa”, buscando, como señalé al principio, que las complicidades oficiales terminaran exonerándolos y la mala memoria de los mexicanos dejara en el olvido sus fechorías.
     
    El servicio público y la política partidista en nuestro país, sobre todo el oficialismo priista, están copados por la corrupción, traiciones y complicidades, incluso con el crimen organizado. No pueden ser por eso semillero de liderazgos para los niños y jóvenes.
     
    En esa perspectiva, resulta paradójico incluso que el PRI haya elegido para la instalación de la mesa de discusión sobre Rendición de Cuentas y Ética de su consulta nacional, a Sinaloa, donde se han cerrado de manera ostensible las puertas a la transparencia.
     
    Es de vital importancia que el deporte, la cultura y algunas otras actividades y disciplinas sigan formando cuadros y liderazgos dignos de ejemplo para las nuevas generaciones.
     
    No es la primera ocasión que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusa a ciudadanos mexicanos de tener nexos con narcotraficantes, pero tampoco sería la primera vez que sus señalamientos resultaran infundados. Por el historial de quien ahora es indiciado lo deseable es que una vez más se equivoque, y que Rafa Márquez pueda demostrar que mantiene, como deportista y como ciudadano, un historial limpio, y que es digno de seguir ostentando el título de ídolo.
     

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!