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"Ámbito"

"Los hechos"

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    Entre las sensaciones que genera la creciente aparición de fosas clandestinas en todo el país, obviamente Sinaloa incluido, surge la admiración por los grupos rastreadores, eminentemente femeniles, que con tenacidad inquebrantable abrazan una causa que debiera ser gestión de las autoridades persecutoras del delito, cuya ausencia cubren desde el ámbito civil esas valientes y esforzadas mujeres.
     
    El hallazgo de restos humanos en esas cavidades ha cobrado registro consuetudinario en los medios de comunicación, y así se constata en las páginas de los diarios con alarmante incremento. Sin embargo, a medida que se hace más persistente ese fenómeno, y pese al contenido criminal que entraña, su nefasta presencia parece impactar cada vez menos en el ánimo de la sociedad. 
     
    Al percibir la creciente dosis de indolencia que priva en la recepción de esas noticias, la deducción es que la indignación social está siendo subyugada y enclaustrada por el sentimiento de impotencia ciudadana ante la escalada del ciclópeo ente criminal que las fuerzas del orden no han podido reducir durante los cien primeros días de la cuarta transformación. 
     
    Principalmente en comunidades sureñas del municipio de Mazatlán, durante los cinco días más recientes de esta primera quincena de marzo el descubrimiento de cuerpos de personas desaparecidas ha sido una rutina macabra, pero, paradójicamente se ha significado como una fructífera sucesión de las jornadas de rastreo que realizan los colectivos encabezados por mujeres. 
     
    Aunque por ahora las cifras de esos hallazgos no sean copiosas, su paulatino acumulamiento es una evidencia alarmante, pues puede tratarse de la punta de un funesto iceberg de impredecible magnitud. Resulta inimaginable el cúmulo de angustia, dolor, tragedia y luto que ha provocado la desaparición de seres queridos, pero en noble contrasentido es palpable la esperanza, el espíritu de lucha y la determinación que se agiganta en el ánimo de esas heroínas del rastreo, cuyo indeclinable propósito proyecta hacia el mundo un paradigma del valor humano. 
     
    En ese ámbito de espontánea y admirable acción surge la demanda del apoyo que hasta ahora han sentido un tanto omiso o restringido por parte de las autoridades, tomando en cuenta la naturaleza criminal que entraña en la aparición de esas fosas en y la consumación de los secuestros y homicidios que en esas cavidades está aflorando en varios municipios de Sinaloa. Apoyo de tal naturaleza contribuirá a conocer el tamaño del mal y, en principio, proporcionará un paliativo al atormentado espíritu de las personas rastreadoras y sus familias. El tema comprende, ambivalente, la ejecución de un procedimiento legal y el cumplimiento de un acto de humanidad. 
     
    Y hablando de actos de valor humano, al iniciar la misma quincena que hoy concluye se generó en Los Mochis la noticia en relación con un caso que restaura el castigado estado de ánimo y es el referente a la donación altruista de un riñón que el joven Víctor Manuel Chaparro Ceceña, de 24 años de edad, hizo a favor de su vecino, Antonio Jaime Ceballos Gutiérrez, de 59 años.
     
    La justificación de tan valeroso acto es que el joven donante, Víctor Manuel, se sentía moralmente deudor ante su donatario, Antonio Jaime, porque éste vio crecer a su joven vecino y le brindó apoyo desde la niñez. No es la primera vez que alguien recibe apoyo desinteresado de algún vecino, pero no siempre se genera un acto supremo de gratitud como es el de corresponder con la transmisión de supervivencia mediante el trasplante de algún órgano vital.
     
    Esta experiencia reivindica la condición humana, castigada al grado de perder la capacidad de asombro ante la nefasta presencia del crimen, y en ese sentido restaurador se suma la realización de la edición número 17 del Festival Cultural “Gabriel García Márquez” promovido por el Club de Lectura La Hojarasca, de Mocorito, organismo al cual el escritor colombiano donó en vida un acervo de novelas, cuentos y trabajos periodísticos. No es gratuito que esa ciudad sea acreditada como la Atenas de Sinaloa. Por sus pobladores hablan los hechos. 
     
     

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