|
"Observatorio"

"Matrimonios igualitarios: a gritos, no. Morena contra miopía del PRI y PAN"

""
OBSERVATORIO

    alexsicairos@hotmail.com



    La ebullición social llevada al Congreso del Estado ayer es parte de la naturaleza del Legislativo y es síntoma también de la diversidad misma, en todos los sentidos, de una sociedad de unanimidad imposible en temas donde los derechos humanos tendrían que prevalecer sobre los gritos. Se trata de la fallida evacuación de prejuicios, hipocresías y simulaciones para al final de cuentas cerrarle todos los caminos a la civilidad construida con el diálogo y la inclusión del excluido.

    Aquello pareció un certamen de oratoria más que el ejercicio de la función parlamentaria. El espanto de los homofóbicos versus el aplomo de los liberales. De pronto, la representación social se tornó un proceso electoral donde la lucha por el voto se puso por encima del establecimiento de la razón jurídica. La bancada del PRI, diciéndose en contra del dictamen de los matrimonios igualitarios, y ofreciendo disculpas por adelantado, afirmándose a favor de las uniones entre parejas del mismo sexo y “enérgicos defensores de los derechos humanos”.

    El grupo parlamentario del Partido Acción Nacional, sin abandonar el previsible guión conservadurista, se sostuvo en contra de los matrimonios igualitarios. Es su derecho, como fue legítima la súbita conversión moral del PRI, sin embargo, frente a las naciones civilizadas que ni siquiera discuten si dan o no dan derechos a grupos con preferencias sexuales diferentes, pues simplemente los otorgan, los asambleístas opositores dieron la percepción de hacer monólogos en el fondo de las cavernas.

    Ante la derrota de Morena en el intento por aprobar las reformas a los artículos 40 y 165 del Código Familiar del Estado de Sinaloa, el PRI no creció sino que se empequeñeció al fingir amnesia frente a los criterios en la materia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el ombudsman internacional. Es de aventurarse que arriesgó mucho cuando su capital a comprometer es muy raquítico.
    Por encima de todo, hay que celebrar que tenemos un Congreso así. ¿Dónde más que en la máxima tribuna estatal del pueblo para llevar las diferencias, constitucionalmente reconocidas, y debatir ahí con tolerancia, inclusión y respeto las voces del sí y el no? ¿De no ser el Legislativo la razón de ser del diálogo, entonces qué es? Independientemente de lo resuelto ayer, el Parlamento funcionó conforme al espíritu de mediación que lo inspiró.

    Hay que entenderlo desde las trampas que ello encierra. El juramento priista y panista en favor de la libertad humana y los derechos constitucionales podría ser sincero, solo que se requiere más que un contrato de conciencia para dar los pasos que el mundo ya ha dado. No esperemos que esto se resuelva en la agitada discusión de ayer; seamos pacientes para que el juicio de la historia ponga tarde o temprano a cada quien en su lugar.

    La clave de encuentro será, al paso de los años, la tolerancia. Si se casan o no las personas del mismo sexo es una determinación intrínseca de cada individuo. Al ciudadano indistintamente le compete decidir su vida privada, sin faltarle el respeto a las costumbres consuetudinarias y haciéndose responsable ante la ley de sus propios actos. En un modelo de convivencia mundial donde el libre albedrío recobra preponderancia, la vida ajena es asunto de lo íntimo y a los jueces corresponde castigar el rebasamiento de los límites.
    Ahora las emociones se han sobrecalentado, de un lado y del otro. Por desgracia en Sinaloa tardaremos en llegar al punto donde las divergencias nunca más se diriman con bramidos y sombrerazos. A gritos no llegaremos a ningún puerto seguro; con unos victoriosos y otros derrotados se pueden ganar o perder votos, pero se entorpece el crecimiento como sociedad.

    Ojalá que la 63 Legislatura haya tomado ayer la decisión más correcta. Al distenderse los ánimos lo sabremos. Hoy conmemoremos, así a secas, que los conflictos pasen por el agua fría del Congreso y que por la vía pacífica se zanjen las discordancias. Hemos podido hacerlo históricamente y el rechazo al dictamen que reconocería los matrimonios igualitarios, esta es la lección final, es fruto del sano laudo de la mayoría. 

    Lo demás lo dirán las urnas dentro de unos meses. Los electores sufragan con base a experiencias de gobierno que les indican hacia dónde llevan a sus familias, hijos y a Sinaloa. Nadie va a los comicios para ponerse en la disyuntiva de votar por Dios o por el diablo.


    Reverso

    Di, pueblo, tu alarido,

    Grita en medio de la selva,

    Y que nadie a creer vuelva,

    Que sigues ahí, dormido.


    Traición a la causa

    El jueves 6 de junio la Diputada Karla Montero, que llegó a la curul cobijada por la coalición electoral que encabezó Morena y luego se declaró legisladora independiente, subió a la tribuna del Congreso del Estado a declarar abiertamente su homosexualidad, se dijo discriminada por tal circunstancia y adelantó el voto a favor del matrimonio igualitario. Pero ayer, como ya lo ha hecho en coyunturas en las que se votan asuntos cruciales para Sinaloa, se ausentó de la sesión de la 63 Legislatura y tal actitud se interpretó como acto de cobardía, a reserva de que vuelva a salir con otra historia que fundamente que no hay traición a la causa que ella dice defender.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!