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"Ecosistema"

"Metrobús en Culiacán"

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    A principios del presente milenio, la modernización del transporte público fue noticia en Culiacán. En aquellos años la ciudad de Curitiba significaba ya una revolución urbana con el nuevo sistema integral de transporte público que promovió Jaime Lerner en aquella ciudad desde el Instituto de Planificación Urbana y posteriormente como Alcalde.
    Hoy, el modelo de Curitiba ha sido replicado en cientos de ciudades de los cinco continentes. El Metrobús de Ciudad de México es uno de ellos. Consiste en autobuses de mayor capacidad que circulan por carriles exclusivos y hacen paradas en estaciones donde el usuario asciende y desciende con mayor rapidez y seguridad. Los vehículos tienen piso a baja altura, de tal forma que “subir y bajar” se convierte en “entrar y salir” es decir, accesible para todos, incluso para gente en silla de ruedas. El pago previo agiliza también el proceso.
    Otra característica indispensable de este modelo es la conexión entre rutas, de tal forma que una persona puede bajarse del autobús de una ruta y subirse a otro sin volver a pagar. Esto lo hace más justo, pues se paga distancia recorrida y no el número de autobuses utilizados.
    Este sistema, una vez que se implementa en las ciudades, ha demostrado grandes ventajas para todos: ganan los usuarios, concesionarios, conductores y gana el gobierno pues transforma un servicio público vital en un sistema accesible, económico y atractivo para toda la ciudadanía. Generalmente se convierte en un símbolo urbano.
    Implementar en Culiacán un nuevo sistema integral de transporte público como el ahora famoso Metrobús de la Ciudad de México es ya una urgencia. Celebro que los tres niveles de Gobierno coincidan en ello. El Gobierno federal promueve los sistemas alternativos de movilidad, el Gobierno estatal ya lo gestiona como una prioridad para Culiacán y el Alcalde se ha mostrado siempre a favor de recibirlo.
    Actualmente estos modelos son más flexibles. El pago se hace con tarjeta, las estaciones ya no requieren tanta inversión y las rutas se pueden mezclar para mayor oferta al usuario. Sin embargo, la implementación no es fácil, requiere de tiempos para su adecuada gestión y de la elaboración de un proyecto que todavía no existe.
    Esto nos llevará a una realidad que en las ciudades donde se ha implementado ha sido la mayor controversia. Para desarrollar la infraestructura requerida para el buen funcionamiento del sistema del transporte público se requiere sacrificar espacio hasta hoy utilizado por el automóvil. Aquí es donde se debe pensar en las prioridades que promueve el Gobierno federal y que está escrito en toda la normatividad vigente (Federal, Estatal y Municipal): Primero peatones, luego bicicletas, luego transporte público, luego transporte de mercancías y finalmente automóviles y motocicletas. Metrobús lo ha hecho en Ciudad de México y generalmente ha favorecido a quienes no dependen del automóvil. ¿Podrá esto suceder en Culiacán o terminaremos cediendo, como de costumbre, ante el reclamo de automovilistas?

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