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"OPINIÓN"

"Nos jugaron el dedo en la boca"

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18/07/2018

    Joel Díaz Fonseca

    Tal y como se preveía, las obras de embellecimiento realizadas para mejorar la imagen de Mazatlán con motivo del Tianguis Turístico empiezan a mostrar el desaseo con que fueron ejecutadas.

    El Tianguis Turístico, que se realizó del 16 al 19 abril dejó incuestionables beneficios para Mazatlán y para Sinaloa. De acuerdo con información proporcionada por Comunicación Social de la Presidencia de la República, se registraron 44 mil citas de negocios y asistieron mil 500 compradores y 935 empresas nacionales e internacionales.

    También estuvieron representantes de 11 de las principales aerolíneas e importantes operadores turísticos. Las primeras mueven el 40 por ciento de los viajeros que entran y salen del país, y los segundos traen a México en conjunto más de 5 millones de turistas al año.

    Se sabe que durante este evento se concretaron importantes negocios que sin duda se concretarán en los próximos meses en obras de infraestructura turística.

    En resumen, Mazatlán estrenó una nueva cara y se benefició de la visita de lo más granado del turismo nacional e internacional.

    Todo bien hasta aquí. Los problemas han empezado a aflorar a menos de tres meses de realizado el Tianguis Turístico. Las obras de remodelación y embellecimiento de la ciudad fueron hechas pensando únicamente en ese evento, no en que tuvieran una larga durabilidad, como debería ser en cualquier proyecto de obra.

    En pocas palabras, las autoridades nos jugaron el dedo en la boca a los mazatlecos.

    Muchas palmeras están cayéndose, porque venían defectuosas o porque por la premura no fueron replantadas correctamente.

    Llama la atención la manera en que toma este problema el director de Obras Públicas del Ayuntamiento, Joel García Regalado, quien se jacta de que la reposición de las palmeras no le genera ningún costo al Ayuntamiento.

    Si se refiere a pesos y centavos, puede ser que efectivamente no le esté costando a la Comuna ni un centavo la reposición de las palmeras que ya se secaron y se están cayendo, lo que no se entiende es que este funcionario no considere un daño para la imagen de Mazatlán el hecho de que un gran número de palmeras del malecón estén prácticamente secas y a punto de derrumbarse.

    Estoy casi seguro que si un particular contrata a una empresa para que le siembre palmeras u otros árboles en un predio de su propiedad, pondrá a algún biólogo o algún botánico a que supervise la calidad de las plantas y su replantación.

    Aquí, por lo que se ve, las cosas no funcionan así. Hace poco más de un año inició la plantación de palmeras a destajo en Mazatlán y no se vio la mano de ninguna autoridad para calibrar que las cosas se estuvieran haciendo correctamente.

    De hecho muchas palmeras seguían todavía hace un par de meses con las frondas ligadas. Tal como las entregó el proveedor, con las hojas amarradas, así permanecieron durante muchos meses, lo que significa que no hubo ninguna inspección para verificar el estado en que se las estaban entregando.

    Con la primera lluvia de mediano pelo se inundó -como siempre- el recientemente remodelado Centro Histórico. No pocos mazatlecos nos preguntamos si esa piedra pórfido con que fueron revestidas las calles del centro resistirá los constantes anegamientos o si terminará hundiéndose con el peso de los numerosos vehículos que por ahí circulan.

    Se suponía que las calles del Centro Histórico serían peatonales, y que por eso se les revistió con esa especie de adoquín, pero no, se sigue permitiendo el tránsito de vehículos, que terminarán destrozando el piso de piedra pórfido.

    La zona turístico-hotelera se sigue inundando también con cualquier lluvia, para desgracia de las decenas de miles de turistas que vienen a vacacionar a Mazatlán.

    El Alcalde Joel Bouciéguez se justifica ante el problema de las inundaciones con el consabido argumento de que la ciudad se encuentra por debajo del nivel del mar, lo que no es una excusa válida. Si los responsables, sean del sector público o del privado, no están al pendiente de que el sistema de bombeo, que se encuentra frente al edificio de la Conapesca, funcione correctamente, esa zona seguirá siendo una enorme alberca cada vez que llueva. Y el turismo eso no lo soporta.

    Lo que les interesaba a las autoridades estatal y municipal era que los asistentes al Tianguis Turístico vieran un Mazatlán remozado y agradable, y sí, se cumplió con el objetivo. Los tianguistas se fueron gratamente impresionados con lo que vieron, pero...

    jdiaz@noroeste.com

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