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"Opinión"

"Pérdida de nivel"

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17/11/2018

    Cuauhtémoc Celaya Corella

    Esto Inge, es como se dice en el barrio, algo de tu mero mole. No venía en mis esquemas vocacionales la Ingeniería, pero siempre he admirado a quienes con esfuerzo hacen “nacer” en un baldío, una construcción. En mis tiempo de juventud temprana, cuando la curiosidad deja atrás los entretenimientos de la niñez, comencé a fijarme en quienes construían algunas adecuaciones a la casa paterna, en un instrumento que llamaba mi atención.
    Cada vez que un obrero colocaba una hilada de adobes, en aquel tiempo eran el material de construcción que podía pagarse, después fue cambiado por ladrillos, colocaba el instrumento que tenía una pequeña ventana con un líquido interior, en donde se movía de un extremo a otro de la misma, una especie de burbuja, la cual, al quedar justo a la mitad, significaba que los adobes o ladrillos guardaban equilibrio, es decir, lo colocado iba en línea correcta con las hiladas colocadas. Pregunté cómo se llamaba aquella herramienta, es un nivel, fue la respuesta del obrero que la utilizaba.
    Eso me hizo comprender por qué las paredes de las casas o los muros quedaban alineados sin perder la vertical. El obrero constructor, el Ingeniero en su caso, tenían, y tienen, en ese instrumento, un auxiliar que ayuda en esa etapa en que van dando forma física a lo que se construye. Bien por ellos.
    Ahora que estamos ante un cambio en la Presidencia, y que hay dos presidentes, el que se escondió  y el que se asoma y es noticia, me preguntó quienes llegan tendrán un nivel para medir el grado de desbalanceo de la economía, cada vez que decidan algo que la afecte. Mira por qué te lo comento Inge:
    Dos noticias hicieron que rápidamente, México cambiará su estabilidad económica. Una, cuando se determinó rechazar la construcción de un aeropuerto de primer mundo, por tres “aeropuertitos” de tercer mundo. La bolsa de valores experimentó una caída, el peso pareció gritar: “No empujen” y las calificadoras vieron una mala señal y cambiaron su perspectiva.
    La segunda fue hace pocos días. El Senado anuncia medidas contra las comisiones que cobran las empresas privadas llamadas bancos, y otra vez, la bolsa se mueve hacia abajo, el peso parece decir: basta, y las calificadoras confirman sus temores. No sé si esto, detuvo negociaciones de inversiones extranjeras y tampoco se dice de capitales en fuga.
    Algo está sucediendo en quienes van a llegar a ser poder, y pareciera que no es nada bueno para la perspectiva de país. Hace una semana platicamos sobre la idea que no hay proyecto definido de país, sustentado en la mejora integral, y tal vez, sí haya uno sustentado en la permanencia en el poder, teniendo como soporte engañoso, la pobreza del pueblo y la falsa creencia de que pueden destruirla.
    Te confieso que nada me agradaría más que al Señor de Macuspana le fuera de lo mejor y se alzara dentro de seis años con el título del mejor Presidente que ha tenido México, pero así como comienza, no creo que ese sea su propósito.
    Y vendrán cosas graves para la estabilidad económica de la sociedad y para los activos personales de cada mexicano, al menos del nivel medio–medio hacia arriba, si se sigue sembrando la incertidumbre. He leído a quienes tú lees, y lo que se desprende de sus escritos, es de que se han cometido errores que han golpeado en indicadores económicos que afectan a trabajadores y empresas. Y si así se va a jugar, la certeza de no progresar, puede ser la constante.
    Lo de la cancelación del aeropuerto es un salto hacia atrás en la visión económica, y es cancelar el futuro de por los menos, esta generación y las dos que le siguen. Y todo porque el capricho es también una forma necia de gobernar cuando se sabe omnipotente. Por eso me pregunto si quienes integrarán el poder político, ¿traerán un nivel para estarlo colocando cada período anual de los seis que le tocarán, o en cada  decisión que tomen sobre  la economía, y ver si está en equilibrio?
    Porque,  aun cuando encuesten al “pueblo sabio e inteligente”, todos sabemos que son ya, decisiones con origen presidencial y de nadie más, y sus resultados parecerán ser una ración de atole calientito con el dedo, y no lo merecemos, y menos sus 30 millones de votantes.
    Lo que sí, en este período se ha formado una “nata” de incertidumbre sobre la economía nacional que presagia en lo interno tiempos malos, y sobre lo externo despierta desconfianza. Y ambas cosas no son buenas para cimentar lo que existe de país.
    A lo mejor, lo que quieren es destruir los cánones priistas y sobre esas ruinas edificar la cuarta transformación, que como la plantean, mortificará y enfrentará a sectores sociales. Ya se dio una primera marcha, y así no puede unirse el tejido social, fragmentado con la elección.
    De no apostarle a la unidad, ni con el nivel en mano, bastará para mantener nivelada la economía. Quisiera estar equivocado.

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