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"Opinión"

"Perros, gatos, datos y necios"

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    jesusrojasriver@gmail.com

     

    Llegó a recoger a su nieta como todos los días a un preescolar del barrio de las Siete Gotas en Culiacán, zona popular de mucha actividad por las mañanas. Caminaron a casa por una de las tantas calles empolvadas, de pronto desde el matorral de lote baldío un perro callejero aparece de la nada, muerde a la menor sin más aviso, lastimando sus pequeñas piernas mientras el abuelo como pudo, trato de patear al animal que huyó sin dejar rastro. Llegaron a casa para limpiarle la herida y trasladarla de emergencia a un puesto de socorros para descartar una lesión mayor o una mortal infección por rabia.

     

    Margarita no corrió con la misma suerte en febrero de este año, al salir de su trabajo en el municipio de Tecámac en el Estado de México fue atacada por una jauría de al menos 11 perros callejeros en la sexta sección conocida unidad habitacional. Una mujer sana, de 34 años que intentó por todos los medios enfrentarse a sus feroces atacantes que no descansaron hasta darle muerte y devorarla. Las imágenes desgarradoras se consignaron en las cámaras de seguridad de una propiedad cercana. Al principio se creyó era un brutal feminicidio, pero al revisar los videos se confirmó el ataque de los perros asesinos. Este mismo años en Tenancingo, Tlaxcala, un menor de 7 años fue atacado por una jauría de perros cuando salía de su domicilio y murió por las lesiones producidas por los filosos colmillos de sus atacantes.

     

    Vivimos una nueva polémica, grupos animalistas y ciudadanos “pegaron el grito en el cielo” ante la propuesta de sacrificio de perros callejeros. En esta posmodernidad nadie quiere ver el problema como un asunto de salud pública, menos como un tema de fauna nociva de las urbes y las comunidades que requiere urgente atención. Mientras debatimos sobre qué hacer con los perros de la calle, México se mantiene como el primer lugar en América Latina con la mayor cantidad de caninos sin dueño según Boehringer Ingelheim Animal Health que revela en un estudio que el 70 por ciento de los perros en México se encuentran en condición de calle. 

     

    Insuficientes son las jornadas de esterilización, la potencialidad reproductiva de la fauna urbana está fuera de control y es alarmante. La Secretaria de Salud estima la cifra en 15 millones de caninos callejeros con un incremento de 20 por ciento anual. En varias ciudades del país el problema se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza. Organizaciones para la defensa de los animales estiman que en México son más los animales que se abandonan que los que se adoptan. 

     

    ¿Debe el gobierno mantenerlos o debe eliminarlos? en fríos números resulta imposible mantener a millones de perros y gatos en albergues mientras los ciudadanos se deciden a adoptarlos. Según el diario Vanguardia, la manutención anual de un perro de tamaño mediano es de 6 mil 324 pesos al año mientras que de un gato es de 6 mil 522 contemplando alimento, atenciones y vacunas. Si lo multiplicamos por los más de 22 millones perros y gatos en situación de calle la cifra da poco más de 139 mil millones de pesos, muchísimo más que el programa de becas Benito Juárez de 69 mil millones de pesos y varios millones más que el programa de apoyo a adultos mayores 110 mil millones de pesos.

     

    El tema es muy complejo y debe ser abordado con absoluta seriedad, más allá de la ola posmoderna que pretende humanizar lo animal y otorgar iguales derechos a la fauna que a los seres humanos. 

     

    En México existe una norma oficial para el sacrificio sin sufrimiento de especies por control zoosanitaria, que no es exclusiva de perros y gatos. Pero las defensorías de la gente pareciera solo  concentrarse en tales especies. Ahí la incongruencia y lo vulnerable del tema, millones de animales son sacrificados en México todos los días y nadie dice nada pero si se trata de perros u otra especie favorita ahí sí arde Troya. 

    Pero cuando una diputada de Morena en Puebla toma tribuna para exponer una problemática social, la turba irreflexiva toma las antorchas para enjuiciar públicamente a la “diputada mataperros”, una mujer que, a mi juicio, sí entiende que las políticas públicas son para velar por el derecho de lo humano cada vez más en el olvido. Porque esta generación hipócrita, defiende con todas sus fuerzas el derecho de lo animal y se olvida de todos los demás derechos, incluyendo el elemental derecho a la vida y el de la infancia. Luego le seguimos...

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