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"Opinión"

"¿Por qué renunció Margarita?"

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    Antes del miércoles se oían rumores, se decían algunas cosas, cuchicheos de campaña, mentiras con pinceladas de verdad, verdades que hasta ese momento parecían mentira. “Margarita está pensando en bajarse antes del próximo debate”, me compartía a inicios de semana un amigo periodista de un rotativo nacional. Me sonó extraño pero no imposible ¿Cuál será la nueva jugada de Calderón?, pensé.
     
    El fin de semana en Mazatlán supe de una pega de calcomanías de la candidata por el malecón, un día antes en Zapopan las brigadas de Zavala estaban muy animadas repartiendo propaganda en un crucero de mucha afluencia de la zona metropolitana de Guadalajara. Todo parecía normal, la campaña de Margarita seguía el mismo ritmo, nunca hubo manos caídas ni señales de derrota, eran brigadas de contadas personas pero recargadas en ánimo. ¡Margarita Independiente!
     
    Llegó el miércoles, López-Dóriga poco antes del medio día hizo el anuncio que minutos después corrió como pólvora: “Margarita Zavala renuncia a su candidatura independiente sin declinar a favor de ningún aspirante”. Comenzaron las especulaciones, los festejos y las invitaciones. Anaya y Meade mandaron mensajes de respeto y admiración, las dirigencias del PAN y el PRI hicieron lo propio, de pronto, todos buscaron un guiño de ojo de la candidata que se retiró y dijo hasta aquí.
     
    Según las últimas encuestas publicadas antes del miércoles 16, Margarita tenía entre el 7 por ciento y el 5 por ciento de preferencias electorales, una fuente confiable me confesó que según estudios demoscópicos, la candidatura de Zavala se estaba desfondando y había llegado a un 3.5 por ciento y en picada. Que varios actores estaban viendo un repunte en Anaya y que apostar por Meade lo veían como una “sinrazón”. Que hubo pláticas de muy buen nivel y que se trazaba una ruta de “salida decorosa”. 
     
    Los más apuntaban la estrategia para reforzar el crecimiento de Ricardo, pero había un gran problema en el camino, el conflicto que se causaría entre el llamado grupo de “los rebeldes del PAN” un grupúsculo al interior del “calderonismo” encabezados por Ernesto Cordero y Javier Lozano que están ahora al servicio de Pepe Meade vía el Presidente Enrique Peña Nieto. Ellos apostaban por una declinación a modo para que el abanderado tricolor ganara algo. Roberto Gil, Salvador Vega, Jorge Luis Lavalle junto con Cordero y Lozano sacaban cuentas alegres y jalaban la cuerda para que la caída de Margarita fuera para beneficio del PRI. 
     
    Pero no les fue fácil, el equipo de Zavala de Calderón no se forma por mercenarios, tampoco por borregos, ahí hay hombres y mujeres de valor y valores que no siguen líneas a conveniencia de cúpulas, son liderazgos morales que jamás estarán con el PRI porque han sido enemigos acérrimos y perseguidos, mucho menos estarán con López Obrador porque son de ideologías diametralmente distintas, y para grupos de esos talantes los ideales importan y mucho.
     
    Pablo Hiriart afirmó en su columna “Uso de Razón” que la renuncia de Margarita Zavala fue “un sacrificio inútil” que no es un triunfo para nadie, que nadie puede adjudicarse con certeza los pétalos de la Margarita deshojada, que será un reparto de fracciones y que nadie en su sano juicio puede decir que la declinación es un triunfo para la democracia, por el contrario, es un golpe para las candidaturas independientes.
     
    Estoy de acuerdo en parte con Hiriart, es verdad que nadie puede adjudicarse los votos de Zavala porque en asuntos tan complejos como estos, la regla no es aritmética, no se suman o se restan porcentajes. Pero es claro que la candidata al no marcar en sus simpatizantes una “línea” a seguir tras su renuncia, queda en ellos y su afinidad ideológica la consecuencia de sus definiciones políticas y los sucesivos actos. En lo que no coincido con Pablo es en eso del golpe a la democracia que da la “partidocracia” a los independientes. Esto no puede ser así por algo muy sencillo, Margarita nunca fue independiente de total independencia. Luego le seguimos...
     
     

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