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"Dueñez*Empresaria"

"Postura mental"

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DUEÑEZ* EMPRESARIA

    c_dumois@cedem.com.mx

    La falta de agilidad de las organizaciones se atasca en la mentalidad de sus líderes.

    Todavía hoy, a principios de abril de 2020, algunos empresarios me comentan si creo que el distanciamiento social se eliminará a mediados o a finales de este mes. Los expertos nos dicen que la primera ola de la pandemia podría terminar en el verano, y que la segunda o tercera ola, si ocurren, podrían superarse en algún momento de 2021, dependiendo de la gestión de nuestro gobierno.
    La recesión económica, que se ha agudizado con la crisis sanitaria, es otra historia. El conflicto de los precios del petróleo, que nos afecta a todos, ya venía desde antes del coronavirus. La gestión económica de nuestro gobernantes, un desastre. Difícilmente cambiará. Estos dos vectores no tienen pinta de mejorar pronto.
    Siendo honestos, sabemos que tenemos un panorama económico entre gris y negro para un buen rato. Ahora sí veremos quienes serán capaces de capotear la tempestad y proyectar sus negocios hacia el futuro.
    En estas semanas hemos ayudado a definir la Estrategia de Contingencia de varios grupos empresariales en México, España y Centroamérica. Nos hemos encontrado con algunos empresarios que siguen innovando y creando nuevas fuentes de riqueza; otros tratan de mantener el ritmo, buscando no quedarse atrás; los últimos se aferran al pasado, la turbulencia los arrastra.
    La diferencia no es de tamaño, ni de recursos, sin duda es de liderazgo. Es un asunto de visión, de proyección mental del futuro, de atreverse a pensar más allá.
    Estamos viviendo una nueva era. Nuestros líderes no tienen brújula. Se pierden dando vueltas a visiones ancladas en el pasado. Latinoamérica sigue atorada.
    Todo el mundo será otro después del coronavirus. Habremos perdido millares o millones de hermanos. Pero no volveremos atrás. Desarrollaremos nuevas formas de consumir, de invertir, de competir, de contratar, de organizar.
    Los nuevos paradigmas acelerarán los procesos de cambio. Son paradigmas sobre la apertura y capacidad para asociarnos y crear alianzas, sobre nuevas formas de relación con los clientes e innovadores modelos de negocio, sobre la disposición y habilidad para compartir el poder y la madurez para el manejo de conflictos, sobre la gestión de los procesos tecnológicos y la apertura a compartir la información, sobre nuevos esquemas de contratación, remuneración y administración de incentivos.
    Para muestra que baste un botón. La semana pasada participé en una Junta de Consejo de un agricultor mexicano. Fue la primera del año de esta empresa. Sorprendió a todos. El empresario planteó una gama de proyectos que giran en torno a una Plataforma Digital: Nuevos mercados, alianzas con otros agricultores, asociación con el broker americano, nuevos productos, biofábrica de insumos agrícolas, nueva división de comercio electrónico para llegar al último consumidor.
    Este magno proyecto sí que se adapta a las nuevas circunstancias que vivimos. Pero el motor de esa transformación es sin duda el viraje personal del líder. Es su labor visionaria, su empuje, su inquebrantable voluntad, la que mueve toda la maquinaria innovadora y renovadora de este grupo.
    ¡Qué Trump, ni qué coronavirus, ni qué AMLO! Este empresario no se deja apabullar por su entorno. Allá está recluído en su rancho, con toda su familia, respetando el necesario distanciamiento social. Desde allá dirige sus equipos de trabajo y sus aliados con toda la energía de sus convicciones y su visión de futuro. Nada ni nadie lo detiene.
    También he recibido muchos mensajes y llamadas desalentadoras. Muchos son líderes vencidos, que se les acabó la pila, y que no son capaces de resetear su mentalidad. Se quedarán en el pasado si no son capaces de levantar la mirada.
    Esta renovada postura mental es realista, pero también optimista. Es proactiva, no espera que lleguen los apoyos del exterior. Esta orientada a oportunidades, no a problemas. Enfrenta la adversidad con temor, pero no con pánico paralizante. Es ágil para cambiar, porque no espera a contar con el plan perfecto para actuar. En cuanto define el camino emprende la marcha, el aprendizaje se vivirá en la ruta.
    Carlos A. Dumois es Presidente y Consultor de CEDEM.

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