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"Opinión"

"Primero los pobres"

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    A la memoria de Mónica Baptista, mujer de excepción
     
    Imposible negar el apoyo. La cloaca es indescriptible: delincuentes de cuello blanco, burdos traficantes, extorsionadores. Pero el problema no es de tubos.
    Tres mil millones de dólares al año, es decir varias veces el presupuesto de la UNAM; 4000 tomas ilegales y creciendo; miles de personas organizadas; subfacturación del 80 por ciento; miles de pipas desaparecidas; 25 entidades tocadas por este cáncer; vínculos con el narcotráfico. Bien que López Obrador dé la cara al horror. Pero la aproximación es equívoca. La corrupción en Pemex es producto de la concentración de poder, de una burocracia omnipoderosa capaz de esconder desviaciones monumentales. Toda concentración de poder económico es música en los oídos de la corrupción. El estatismo produjo el huachicoleo. Entonces lo que necesitamos es apertura, no repetir, no echar atrás la reforma energética.
    Si los miles de kilómetros de ductos hubieran sido vigilados por decenas de empresas, si los controles de presión hubieran estado en diferentes manos, con muchos más vigilantes interesados, si México tuviera mayor capacidad de almacenamiento, hoy no estaríamos contra la pared. Pero para incrementar el almacenamiento necesitamos inversión. Acabar con la reforma energética supone quitar recursos en educación, salud, seguridad para invertirlos en tanques de almacenamiento y ductos que podrían ser financiados por el sector privado. Nuestra reserva es de tres días cuando en promedio de los países miembros de la Agencia Internacional de Energía es 40, (El País). Necesitamos inversión y mucha. Cancelar la reforma energética es exactamente la ruta contraria a la solución de largo plazo.
    Cerrar los ductos mostró a un México arbitrario, discrecional, en manos de un solo hombre. Esa señal alejará a los inversionistas que buscan un país de instituciones. Patético el silencio sepulcral del director de Pemex. Muy preocupante el alebrije de explicaciones oficiales sobre la crisis. ¿Sabotajes? Ignoraron la extensión y profundidad del problema, más de 130 mil millones de dólares a nivel mundial. Otra ocurrencia, otra muestra de improvisación. No hay cárceles suficientes para los miles de mexicanos involucrados en el negocio. Abordarlo simplemente como un asunto criminal es ingenuo. Algo peor, vanidad. Los anteriores no quisieron, yo sí quiero. Voluntarismo puro. Operaciones así de complejas demandan, meses, años de planeación. Recordemos Luz y Fuerza, Zedillo lo intentó no pudo. Calderón lo logró.
    El daño a los automovilistas siendo brutal -decenas de miles de horas hombre perdidas- es menor. La gran mayoría de los mexicanos usan transporte público. Pero lo más grave está al final de la cadena: el desabasto golpea a los más pobres. Si el precio de los alimentos se incrementa, si los transportistas aumentan el precio de sus boletos, si los trabajadores no pueden llegar a sus fuentes de trabajo, si... los paganos serán los mexicanos más pobres. Y entonces, dónde quedó el lema de “primero los pobres”. La improvisación hiere a esos pobres.
    Se habla de miles de toneladas de productos perecederos varados. En Michoacán el huevo a 35 pesos. De seguir el deterioro en poco tiempo el costo será superior al robo anual de combustible. ¿No pudieron pensarlo un poco más? La riqueza de un país es algo que se genera todos los días, con trabajo, inversión, financiamiento, continuidad, certeza. Qué fácil cerrar ductos y a ver qué pasa. La acción ya empobreció a México. Lo grave es que se suma a varias más: la cancelación del NAICM, la fallida defensa de la política energética en Estados Unidos que trajo una caída del precio de los bonos y la necesaria elevación de la tasa-premio; la seria advertencia del Banco de México de posibles alzas de precios y su impacto en la inflación que empobrece... a los pobres. Se agradece la colaboración de Canacar, pero los ductos son mucho más eficientes que las pipas. Habrá dineros públicos destinados a bolsillos privados.
    El problema estaba y está en otra parte. En el informe anual de Pemex de 2017 la empresa advierte que presentó más de 10,000 denuncias por robo de combustible. Sólo 1162 tuvieron consecuencias penales. De 1827 detenidos sólo a 6 por ciento se le dictó prisión preventiva. El “huachicol” es la demostración grosera de que la impunidad nos ahoga. Necesitamos más investigadores, más jueces bien pagados, con buenas prestaciones y seguridad para enfrentar a la delincuencia organizada, un sistema de asignación de recursos estable para el Judicial Federal y los estatales, porcentajes del PIB, por ejemplo. No Presidente, no es cerrando tubos, ni es echando atrás la reforma energética, ni denostando al Judicial como se va a solucionar el problema. Si de verdad primero van los pobres, la estrategia debe ser otra. Por ello a enmendar errores, a estudiar y planear.

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