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"EDITORIAL"

"Privilegiar al peatón"

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10/08/2017

    Editorial

    En las obras que buscan mejorar la infraestructura urbana en Sinaloa, muy pocas veces se toma en cuenta la posibilidad de privilegiar al peatón. Por el contrario, los proyectos contemplan inversiones para dar más potencia a la circulación de los vehículos automotores.
     
    Se ha entendido, entre los encargados de gobernar y los responsables de planear, que la modernidad de las ciudades tiene que ver con la apertura de más espacios para los automóviles –aunque no tengan dónde estacionarse-, aun cuando se tenga que sacrificar a la mayoría.
     
    Y cuesta trabajo, a quienes toman las decisiones, de tomar acciones a la inversa. Es decir, que la inversión en obra pública sea para beneficio de la mayoría, aun cuando estos pudieran afectar a una minoría, es decir, los propietarios de los vehículos automotores.
     
    Y no, no se trata de que quienes gobiernen en el Estado tengan una mentalidad absolutista, del todo o nada en beneficio de un determinado sector. Se trata de equilibrar el sentido de las ciudades, que sirvan para todos en las mismas proporciones.
     
    En Culiacán, por ejemplo, al menos su avenida principal cuenta con semáforos que dan tiempo para que pasen los peatones. En otras ciudades, como en Mazatlán, cruzar una esquina con semáforo requiere de peatones con una habilidad para girar la cabeza en fracciones de segundo para asegurarse de que no está en riesgo.
     
    Sinaloa, requiere dar pasos para que las ciudades se vuelvan más equilibradas, con espacios diseñados para el peatón –y los ciclistas-, con áreas delimitadas para el transporte público y zonas definidas para el transporte privado.
     
    En Mazatlán, se pondrá a prueba qué tan efectivo es convertir una zona, Olas Altas, en un espacio dual: de día, abierto a la circulación de vehículos automotores; por la tarde-noche, a disposición de los peatones.
     
    Pero las ciudades de Sinaloa debieran dar pasos en ese sentido. Ceder parte de las calles, y de los cruces de avenidas, para que circulen los peatones y las bicicletas, no debe verse como un retroceso, sino como un paso importante para hacer de la entidad un Estado moderno.
     
    Entonces, cuando eso ocurra, habrá de reconocerse al gobernante no por los metros cúbicos de cemento vaciados en las calles, sino por los espacios abiertos a los peatones.

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