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"Opinión"

"¿Puro Sinaloa?"

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14/07/2017

    Arturo Santamaría Gómez

    santamar24@hotmail.com

     

     

    Pues sí, las sociedades modernas no pueden prescindir de la propaganda; pero ésta cuando pretende ocultar con sus mensajes una realidad muy diferente, prácticamente antagónica, pues, simplemente, no sirve o, si acaso, sirve muy poco.

    El slogan “Calidad Puro Sinaloa”, la marca propagandística que lanza el gobierno de Quirino Ordaz, pretende resaltar los aspectos más positivos del estado, lo cual los hay en abundancia, sin duda, pero fue elaborado sobre bases chovinistas, sin bases sociológicas y antropológicas, y si acaso, embarrándose de un una psicología de manual. Seguro lo hicieron publicistas con nulos conocimientos de las anteriores disciplinas.

     

     

    El video que lo exhibe, según cita Noroeste, dice: “Si se nace en Sinaloa se nace grande, el orgullo late en el corazón y los sinaloenses tienen el éxito en la sangre”.

    Tal oración sirve para una canción de banda pero no parece nada convincente para alentar a una población ávida de buenas noticias y una realidad mucho mejor de la que experimenta.

    Es muy cierto que la inmensa mayoría de los sinaloenses, por lo que usted quiera, está muy orgullosa de serlo; pero de ahí a decir que por serlo se nace grande y exitoso, debe sonarle a burla a las grandes mayorías excluidas. Sinaloa no exhibe la pobreza de Chiapas o Guerrero pero está muy lejos de los niveles de vida de las entidades más desarrolladas de México. Con dificultades si se ubica a media tabla entre las economías más grandes del País. Y, por otro lado, es una de las entidades que a lo largo de muchas décadas ha padecido una violencia criminal como pocas veces se ha visto en el mundo.

     

     

    Los autores de esta propaganda seguramente creen que repitiendo mantras como los que proponen los habitantes de Sinaloa se convencerán de que son “grandes” y nacieron para el “éxito”. Al menos eso es lo que recetan los llamados libros de “superación personal”, pero los libros serios de psicología, sociología y en general  las ciencias de la conducta y las sociales  explican el desarrollo de los individuos y sociedades de una manera muy distinta. Entre otras cosas, nos dirían que si un Estado no garantiza, por lo menos, la seguridad de sus ciudadanos, pues, simplemente, la “grandeza” y el “éxito” será para muy pocos, entre éstos para los jefes de la delincuencia.

     

     

    “Nos seas aguafiestas”, me dirán, “de lo que se trata es de alentar a la gente de que puede ser grande y exitosa”. Sí, el objetivo es muy bueno; pero propongo simplemente cinco cosas para que la gente se sienta, ya no grande y exitosa, sino simplemente un poco mejor en Sinaloa: elevar sustancialmente los indicadores de seguridad, combatir realmente la corrupción, mejorar los salarios y la atención médica, así como fortalecer la calidad educativa. Pero que todo sea real y no aparente.

     

     

    Ahora bien, si lo que se trata es que esa propaganda lave y mejore la imagen de Sinaloa en el exterior, bastará cumplir con una sola tarea para convencerlos de que “somos grandes”: separen al delito de la política. Con eso bastaría para ser un ejemplo nacional. Y, sin duda, también obtendría un gran reconocimiento internacional.

     

     

    Es cierto, que la mayoría de los gobiernos en el mundo, y desde hace mucho tiempo, utilizan a deportistas, actores y cantantes para impulsar su propaganda, tal y como lo hace la administración de Quirino Ordaz. Y sí, muchas veces, ellos son extraordinariamente populares y suelen ser, en ocasiones, eficaces propagandistas gubernamentales, pero, en el caso de Sinaloa, los cantos, slogans y declaraciones televisivas ¿qué tan creíbles podrán ser ante los sectores más reflexivos y críticos de México y el exterior, y si no mejoran las condiciones sociales y económicas del estado?

     

     

    Les puedo asegurar que en este momento de la historia sinaloense, ninguno de los invitados por Quirino para fabricar credibilidad en el estado es tan respetado entre los medios periodísticos e intelectuales más importantes del mundo como lo es Javier Valdez, quien no fuera propagandista sino un severo, valiente, lúcido y sistemático crítico de nuestra brutal realidad.

     

     

    En estos días, el sinaloense más universal es Javier Valdez. Tuvo que morir para que en Sinaloa se viera su grandeza. Y la tuvo porque hacía periodismo crítico, no propaganda.

    Nada hace más creíble y admirable a una sociedad, a un pueblo, que la honestidad, la valentía, la inteligencia, el trabajo arduo y la lucha permanente por las libertades civiles. La propaganda debe fundamentarse en hechos reales para que tenga impactos de largo plazo y no frases vacuas.

     

     

     

     

    Posdata

     

     

    Una prueba más de la ignorancia e irresponsabilidad de los encargados de las obras públicas en Cuernavaca y Mazatlán son dos ejemplos inmediatos: el Paso Exprés de la carretera México-Cuernavaca, tan mal hecho que ya causó, con un socavón, la muerte de dos personas; y las obras para ensanchar el malecón de Mazatlán en Playa Norte que afectarán irremediablemente las playas y, por lo tanto, la seguridad de esa zona del puerto. ¡Qué crimen!

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