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"Corazón de Mujer"

"Que tus hijas e hijos te vean"

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    Que tus hijas e hijos te vean que eres feliz, que te amas, que te cuidas, que te compras ropa y te haces un pedicure. Que te vean cocinar y cocinen contigo. Que vean que no eres esclava de la casa, sino que es una tarea compartida. Que te vean ser buena hija. Que te vean ser feliz con tu pareja o, si ya no están juntos, que se llevan bien o al menos lo respetas. Que te vean que tienes plantas y ellos las suyas. Que amas a la naturaleza y a los animales y, si tienen uno en casa, maravilloso.
    Que te vean que necesitas un espacio para descansar sin estar para nadie. Que te vean que a veces estás triste o enojada. Que te vean poner límites. Que te vean que amas tu trabajo, por ser la actividad que te da para vivir. Que te vean leer o estudiar. Que te vean dibujar, tejer o bordar. Que te vean apoyar causas justas. Que te vean ayudar a otros. Que te vean participar en tu comunidad. Que te vean votar. Que te vean cantar y bailar. Que te vean cuidar tu salud y tu alimentación. Que te vean luchar por tus derechos. Que te vean aceptar la diversidad de las personas. Que te vean que tratas igual a tu hija que a tu hijo.
    Yo estoy en una etapa muy especial; por un lado, mis hijas ya adultas jóvenes, viven en otras ciudades haciendo su vida y, por el otro, cada día en cualquier actividad, recuerdo a mis padres y estoy en el “cuánta razón tenían”. Cuando ensarto el hilo en la aguja, recuerdo cuando mi madre me pedía que le ensartara la suya o me decía: “voy a ver si puedo”. O cuando digo una ocurrencia, recuerdo las ocurrencias de mi padre y así, sus recuerdos me acompañan. Por supuesto, pienso qué recuerdos habré construido o dejado de construir con ellas y todavía quiero seguir construyéndolos a la distancia.
    La vida se va tan rápido, de un momento a otro dejé de ser niña y mis padres partieron de este mundo. Después como mamá, viví siempre a la carrera queriendo cumplir con todo: hijas, pareja, madre, casa, trabajo, amistades y mis estudios; paciencia y descanso tenía poco, sin embargo el desarrollo humano llegó a mi vida. Primero quería ser una “buena mamá”, iba a talleres y conferencia sobre padres, pero no me funcionaban mucho, pues ellas respondían de una manera diferente al “librito”, y cuando empecé a trabajar en mí descubrí que era lo mejor que podía hacer como madre. Sé que me faltó por hacer, pues la madre perfecta no existe.
    Muchas cosas las haría de forma diferente y otras muchas las volvería a repetir; lo importante es estar siempre al pendiente y hacer lo posible por mejorar nuestro propio ser. Por eso, que te vean ponerte en primer lugar más de una vez. Que te vean que tu vida te emociona. Que te vean que cada día construyes una mejor versión de ti misma. Que te vean vivir una buena vida, pues así estarás construyendo los recuerdos que los acompañarán en su adultez. Porque, de cómo vivamos, ellas y ellos nos están viendo y, sobre todo, están aprendiendo a vivir así.
    Para reflexionar: ¿Si yo fuera mi hija o hijo, cómo me vería?

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