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"Opinión"

"Qué valiosos son los ejemplos"

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21/07/2018

    Cuauhtémoc Celaya Corella

    Todo lo que se había vivido de las campañas, Inge, terminó, no cuando se ejerció el voto, sino cuando se abrió la Copa del Mundo de Futbol, y todo lo vivido en la Copa del Mundo terminó, no con el juego final y su resultado, sino con la muestra que dieron dos presidentes a la hora de felicitar al vencedor y al vencido. Cuanta madurez y cuanta gallardía en una victoria compartida. No por un escore, que puede ser favorable o adverso, sino por una conducta, la del honor, por parte del vencedor, y la del orgullo, por parte del vencido.
     
    Inge, eso fue lo mejor de la Copa del Mundo Rusia 2018. Teniendo como testigo un aguacero fantástico sobre suelo ruso, se dio también para el mundo una lección de valores humanos que hace pensar, contrario a lo que escribió  Shakespeare en su tragedia Hamlet, de que “no todo está podrido en Dinamarca”, que el mundo tiene salidas ciertas y sólidas, para buscar una mejor convivencia, ahora que se empeñan unos, basados en un nacionalismo ramplón, separar familias, y otros, en un poderío bélico, hacer sentir miedo al mundo, mientras se le manipula para proteger e impulsar intereses inicuos.
     
    Y mientras Putin, era protegido con un paraguas sostenido por su guardia, el Presidente francés y la Presidenta croata se dejaban cubrir por la copiosa lluvia que no iba a impedir gozar del triunfo de los suyos y mantener entre ellos, como dos jóvenes amigos, la alegría de mostrarse de carne y hueso, ante un mundo que los miraba asombrado y gustoso de que en la tierra hubiera esa muestra de sinceridad auténtica y contagiosa.
     
    Cuánto vale el ejemplo ahora a la distancia de unos días, y qué fatuos resultan los protocolos cuando se impide mostrar al ser humano como es, cómo siente una emoción y se despersonaliza de su atuendo oficial, para ser humano y emotivo, al momento de una frase de aliento, de un abrazo de felicitación. ¿Qué la Copa la ganó Francia? ¿Y a quién le importa? Eso, sólo será una estadística. Fue Rusia, el mundial de dos presidentes pasados por agua, que se mostraron como son, estadistas y seres humanos. ¿No lo viste así, Inge?
     
    A ver si aprenden los dictadorzuelos latinoamericanos, los engallados presidentes nucleares, los corruptos líderes y gobernadorcillos mexicanos, los políticos apócrifos del orbe, los magnates gobernantes, obsoletos y perversos. ¿Mejor ejemplo? Imposible.
     
    Pero un día antes al cierre de Rusia, Inge, Noroeste publicó en la sección local una nota que tituló:”Obtiene niño sinaloense bronce y plata en Bulgaria”.
     
    Se refería a Carlos Emilio Ramos Aguilar, estudiante del Colegio Chapultepec, que representando a México en una competencia internacional de matemáticas en Burgas, Bulgaria, del día 1 al 6 de julio, había logrado dos preseas. Un verdadero ejemplo que ante toda la basura social que nos rodea, es como encontrar un brillante en un contenedor. Y lo triste, es que después de la nota, ningún medio oficial, ni particular, expresó algo sobre tal triunfo. No le genera al joven ganador, en su futuro, una beca, la seguridad de que en alguna universidad nacional tendrá cabida por su triunfo. Pero la realidad es que el saber, el ser inteligente, dedicado a no ser uno del montón, sino sobresalir con sus cualidades y aptitudes, no está de moda en la generación actual, ni  en la sociedad. Triste.
     
    Nada de que el Gobernador lo reciba y lo distinga, que el Secretario de Educación escriba algo referente a ese triunfo y lo presuma, que algún rector haga algo, por lo menos como imagen, que algún organismo de la sociedad le felicite públicamente. Y menos, si proviene de una escuela particular. Qué pobre somos como sociedad, y qué mediocres nos vemos cuando se recibe a algún triunfador deportivo en un aeropuerto, que triunfa en algo tan trivial, que no deja huella social.
     
    Cuando decimos que el patrón de la delincuencia, del narcotráfico campea en la vestimenta y lenguaje de los jóvenes, y que niños dicen que cuando crezcan serán  sicarios o narcos, no es más que la resultante de que ese patrón es parte de la portada de algunos diarios, porque ocupan esas notas, más tiempo en los noticiarios, en los portales de noticias y por tanto, es lo que se ve y se escucha en el entorno donde se desarrollan los jóvenes y los niños. Triste realidad, que quiere cambiarse a base de militares, retenes, cárcel, sanciones. Pero del buen ejemplo, nada.
     
    Ahí es donde se falla. No sé si el programa Sinaloenses distinguidos que impulsa el gobierno, o alguien, tenga alguna utilidad social. En los círculos profesionales y universitarios he escuchado a quienes dicen la mañana siguiente a la premiación y cena de reconocimiento, ¿Y, para qué sirve eso? ¿Dónde imparten una conferencia? ¿Qué universidad visitan? ¿Qué aportan con sus méritos a los jóvenes que vienen en las nuevas generaciones? Es sólo una nota social.
     
    Nos faltan muchos buenos ejemplos Inge, y cuando hay uno a la vista, todos se hacen de la vista gorda.
     
     

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