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"Opinión"

"Saldos de #Vibra México"

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    #VibraMexico logró convocar a aproximadamente 40 mil personas si se suman las concentraciones y marchas en todo el País. Muchas si consideramos los bajos niveles de participación de la sociedad mexicana; pocas si pensamos que 90 por ciento de los mexicanos dicen estar en contra de las políticas de Trump. Muchas si tomamos en cuenta que ninguno de los participantes fue acarreado y ninguno de los sectores convocantes pertenecen al mundo corporativo experto en movilizaciones de masas y en la industria de las marchas; pocas si se piensa que más de 87 organizaciones de la sociedad civil e instituciones de educación superior hicieron un esfuerzo descomunal por atraer a quienes comulgan con sus causas y a sus muchos integrantes y seguidores.
    Más allá de si la marcha fue un éxito o un fracaso en términos del número de participantes, los descubrimientos y aprendizajes fueron muchos. Personalmente encuentro los siguientes.
    La marcha fue convocada principalmente por el riesgo que representan las políticas proteccionistas y discriminatorias de Trump para los mexicanos de aquí y de allá. Vistos los resultados pienso que sobrestimamos el peso de lo que significarán las políticas de Trump en el imaginario de los mexicanos. Es fácil decir en una encuesta o en un café que Trump representa una amenaza para el País, pero es más difícil movilizarse para expresarlo colectivamente en un acto cívico. Mi conclusión es que los mexicanos de aquí no percibimos cabalmente o no hemos resentido directamente todavía lo que significa el peligro del bárbaro del norte en términos de nuestra economía: la inversión que se perderá, los empleos que dejarán de crearse, la disminución del dinamismo del sector manufacturero de exportación, el desbalance comercial que podrá sobrevenir, las remesas que necesariamente se verán mermadas... Esto a pesar de que un solo tuit del Sr Trump logró devaluar el peso. Quizá, también, los convocantes no supimos transmitir el riesgo que corremos y la importancia de enfrentarlo aquí y ahora.
    Sobrestimamos también la magnitud del sentimiento de solidaridad de los mexicanos de aquí con los mexicanos de allá que era otro objetivo central de la marcha. Pensamos que el endurecimiento en materia migratoria y las deportaciones que ya están ocurriendo eran suficientes para salir a la calle y mostrar un fuerte respaldo a los millones de mexicanos –independientemente de su condición migratoria- en Estados Unidos. Nos dejamos llevar por la cifra de que 30 por ciento de la población tiene algún familiar en los Estados Unidos.
    De otro lado, subestimamos el enojo de la población en relación con los problemas internos como la corrupción, la violencia o la desigualdad. Más concretamente, subestimamos que el rechazo contra el gobierno pesa hoy en día más que cualquier otra cosa. Pensamos que ante una amenaza del tamaño de Trump podíamos hacer a un lado, por unas cuantas horas, el legítimo reclamo y los justificados agravios contra el gobierno. Muchos percibieron que esta marcha podría traducirse o interpretarse como un apoyo a las autoridades y prefirieron no acompañarnos. Se vale. Paradójicamente otros sectores concibieron a la marcha como una protesta contra el gobierno y no quisieron sumarse o después de haberlo hecho se restaron. Fue el caso de algunos organismos empresariales.
    Pero si de algo tenemos que sentirnos orgullosos fue de la pluralidad y diversidad que se manifestó el pasado domingo 12 de febrero. Lo mismo acudieron contingentes de organizaciones a favor de los derechos humanos que de las mujeres, de la comunidad lésbico-gay que de los migrantes. Asistieron por igual las instituciones de educación superior pública y privada. Asociaciones que luchan contra la corrupción y contra la violencia. Intelectuales, estudiantes, profesionistas, amas de casa, trabajadores, extranjeros, pequeños empresarios y ambientalistas.
    Particularmente significativos fueron los contingentes de la UNAM porque si alguna institución representa la diversidad de este País es precisamente esa casa de estudios. La presencia del Rector, doctor Enrique Graue, que marchó con su comunidad sin protagonismo alguno, fue de gran integridad y congruencia con las medidas anunciadas para facilitar el arribo a la UNAM de investigadores y estudiantes que están en peligro de ser deportados o que se verán obligados a regresar.
    Pocos o muchos, podemos decir con orgullo que #VibraMéxico sacó a las calles a más de 40 mil personas con base a una convocatoria incluyente, diversa y por causas tan legítimas como valiosas: respeto a México, rechazo a Trump, solidaridad con los migrantes y una exigencia al gobierno para que trabaje en los frentes de la desigualdad, la corrupción, la impunidad y la violencia que nos hacen débiles frente al gobierno de Estados Unidos. Podemos decir que tuvimos un impacto muy positivo en la prensa internacional. Finalmente podemos decir que en las semanas anteriores a la marcha y los tres días que han pasado después de ella logramos provocar un gran debate en los medios y en las redes que, si sabemos aprovechar, rendirá frutos.

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