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"OPINIÓN"

"Sálvese quien pueda y como pueda"

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    amparocasar@gmail.com

     

    Nos dicen que es nuestra última oportunidad y que nos necesitan para que de manera voluntaria nos mantengamos en aislamiento domiciliario si no queremos vernos como el resto de los países.

    De acuerdo con la narrativa presidencial, nada de lo malo que ha pasado en México es su responsabilidad. Todo mal proviene del pasado: el remoto y el reciente. Todo del maldito neoliberalismo que él ha enterrado. Todo de los conservadores que están moralmente derrotados. Todo de la corrupción que por decreto terminó. Todo de la minoría rapaz que no acepta tener utilidades “razonables. Todo de los medios que mal informan.

    ¿Frente a todo eso cuáles son los resultados de diciembre de 2018 a febrero de 2020? No digo a marzo porque ahora habrá otro culpable: la baja de los precios del petróleo y el coronavirus.

    La economía estancada con una tasa de crecimiento de 0.1 por ciento. Las perspectivas económicas cayeron a un máximo de 0.5 por ciento aún antes de la pandemia (ahora están entre -4 y -7 por ciento). Las calificadoras degradaron a México de BBB+ a BBB. Lo mismo le sucedió a la calificación de la deuda emitida por Petróleos Mexicanos (Pemex), que arrastra pasivos por aproximadamente 100 mil millones de dólares. El empleo creciendo a tasa menor que en el pasado: de 4.5 por ciento (2018) a 1.5 por ciento (2019). La inversión privada cayó 5.49 por ciento por ciento a tasa anual en el tercer trimestre de 2019 y la del sector público registró su peor nivel como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) en 20 años.

    De los programas sociales poco se puede decir. El presidente habla de que 9 de cada 10 hogares en comunidades indígenas reciben apoyos y 5 de cada 10 hogares son beneficiarios de algún programa de gobierno. Imposible constatarlo. Ni en número de beneficiarios ni en cuantía porque no hay padrones que consultar ni cifras disponibles.
    Según la encuesta de MCCI y Reforma 2020, empeora el desempeño anticorrupción del Gobierno.

    La violencia no cede y 2019 resultó ser el año más violento de la historia con 35 mil 588 homicidios o 27 por cada 100.000 habitantes. Los feminicidios han seguido creciendo. Se reportan 3,000 víctimas de sexo femenino de las cuales 726 (en otras fuentes se habla de mil 10) se investigan como feminicidios. La impunidad sigue rondando el 97 por ciento.
    Sería injusto cargarle la responsabilidad de estas dos últimas cifras a la nueva administración. No se pueden revertir en un año de gobierno los niveles de violencia e impunidad que se viven en el país. Pero en estos dos ámbitos no se ven tampoco cambios de estrategia que ofrezcan alguna esperanza.

    ¿Cuál es el problema entonces? El enfoque o la filosofía -por llamarla de alguna manera- del presidente: negación de la realidad, desprecio por el conocimiento, voluntarismo y exhortos. Lo que dicen los analistas no es cierto, gobernar no requiere de mayor ciencia, la corrupción se acaba con la voluntad y el ejemplo, la violencia con abrazos y no con balazos, el crecimiento incitando a los empresarios a obtener ganancias “razonables”.

    Lo mismo está sucediendo ahora con el coronavirus. Primero negó el peligro, luego lo minimizó, después dijo que había que abrazarse y besarse, más tarde, que nuestro sistema de salud sabría responder y para concluir: “el pueblo de México está hecho para resistir adversidades”. Puro voluntarismo; pura prédica.

    Tal parece que nuestro presidente no cree en las políticas públicas como herramienta indispensable para gobernar.

    Sabiendo lo que viene, conociendo la experiencia internacional, habiendo declarado la Fase 2 y calculando más de 60 mil contagiados para el 30 de mayo, los anuncios se reducen a guárdate en casa, lávate las manos y guarda tu sana distancia.

    Estoy segura que su equipo económico lo ha urgido a presentar un plan de emergencia para la economía, las pequeñas y grandes empresas, los informales y los que han quedado sin empleo. No lo hemos visto. Quizá está esperando al momento triunfal del informe del próximo domingo.

    Por lo pronto seguimos en los exhortos: “esto es un exhorto a las personas empresarias y den todo el respaldo para que sus trabajadores puedan quedarse en casa sin que sean penalizados con que sean despedidos o que no se les pague el salario” (López Gatell).
    Lo que nos han dicho las autoridades es: sálvese el que pueda, rásquese con sus propias uñas. Como, si no, interpretar la frase del Presidente: la familia mexicana es la principal institución de seguridad social.

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